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El mindfulness para niños ha demostrado en las últimas décadas que es una herramienta atractiva para las nuevas generaciones de psicólogos infantiles, ya que trata diversas problemáticas.
Desde mediados de los 80, en el mundo occidental, el interés por la práctica del mindfulness ha aumentado considerablemente. Este interés se ha hecho patente en varias dimensiones de la vida cotidiana, y, actualmente, puede llegar a brindar nuevas respuestas a cuestiones de salud en la infancia. En este artículo, vamos a repasar los principios fundamentales del mindfulness para niños.
El mindfulness puede definirse como la práctica de la atención plena, o conciencia pura. Aplicar la conciencia plena puede empezar con el simple uso de los cinco sentidos: prestar atención a lo que ves, escuchas, sientes, hueles y degustas. Otra manera de practicar el mindfulness es concentrarse en la respiración, ya que, en muchos casos, puede reflejar e intensificar nuestras emociones.
Es una práctica que busca potenciar la percepción de la realidad, y está compuesta por tres factores:
- La cognición
- La emoción
- La corporalidad
El impacto del estrés en la infancia
Hoy en día, llegan a la consulta muchos padres preocupados porque sus hijos se distraen con facilidad. Generalmente, esto suele asociarse a distintas situaciones, como un exceso de tareas o preocupaciones. Las causas de estas preocupaciones pueden ser muy diversas: problemas familiares, dificultades escolares o incluso bullying entre compañeros.
Otro problema común entre los niños es que no les da tiempo a aburrirse, o a ser ellos mismos. Eso puede derivar en somatizaciones.
A nivel psicoterapéutico el mindfulness permite aumentar la capacidad de atención, de entender y manejar las emociones de forma más natural.
Así es que, al crear un espacio de calma y conexión, el niño logra alcanzar un estado con menor presencia de estrés, mayor relajación y, por lo tanto, unos niveles de ansiedad menores.
¿Qué dicen las últimas investigaciones ?
Actualmente, existen más de 4.500 estudios científicos sobre mindfulness y otras prácticas contemplativas. A lo largo del año 2016 se publicaron 667 estudios, según la Asociación Americana de Investigación en Mindfulness.
En el marco de un estudio reciente, se implementó un programa de meditación en aulas y, tras unas semanas de práctica, se observó un descenso de las conductas disruptivas en las horas siguientes a la meditación. Además, los niños se mostraron más relajados, con tendencia a desarrollar actitudes prosociales. Estas actitudes pueden ser:
- Empatía
- Amabilidad
- Tolerancia
Más recientemente, los profesionales del Hospital Pediátrico Johns Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos, han publicado un ensayo controlado aleatorizado en el que se lleva a cabo la observación de niños expuestos a situaciones de riesgo asociadas al trauma (experiencias adversas en la infancia, ACE por sus siglas en inglés) de una población urbana. Se trataba de un programa de 12 semanas en el que se les enseñó la práctica del mindfulness.
Los resultados evidenciaron una disminución significativa del afrontamiento negativo o disfuncional.
Por otro lado, se observó una reducción de los niveles de ansiedad y rumiación.
Cada vez son más numerosos los estudios científicos que avalan el interés terapéutico de la práctica de la atención plena.
Consejos prácticos para una sesión de mindfulness en niños
En el libro, “Tranquilos y atentos como una rana” su autora, Eline Snel, presenta una serie de ejercicios de meditación que los padres pueden hacer con sus hijos para que obtengan atención plena. Una vez que el niño aprende la técnica, se le sugiere que puede realizarla para calmarse. Además, se puede llevar a cabo antes de ponerse a estudiar o realizar actividades estresantes.
Simplemente les pedimos que se queden quietos y atentos como una rana. Se les muestra la imagen de una rana pidiéndoles que la observen. Se les explica que la rana puede dar grandes saltos pero que también sabe quedarse quieta y observar lo que sucede a su alrededor y permanecer atenta para cazar moscas.
Hay que invitarles a sentarse y a respirar como la rana. Conviene que hagan el ejercicio de imaginar cómo respira la rana, como se hincha y deshincha su barriga, y que se dejen llevar por todo lo que pueda pasar por la mente.
Durante unos minutos se les propone estar así quietos como una rana, notando como se mueve la barriga.
Con este ejercicio el niño adquiere la paciencia, para relajarse y estar calmado.
Finalmente, el terapeuta propone practicar este ejercicio con regularidad; puede realizarse junto a los padres. El libro viene con una serie de audios de mindfulness dirigido, estos audios están organizados por edades y por las problemáticas que se desean afrontar. El objetivo es realizar una práctica relajada y sencilla, que cultive la paciencia, y apoye al niño en todo momento. Conviene consultar con el niño qué es lo que siente.
“La meditación es la oportunidad perfecta para ser curiosos sobre quienes somos”
A modo de resumen, podemos decir que la práctica del mindfulness es una herramienta terapéutica cada vez más atractiva capaz de dar respuesta a diversas condiciones que se presentan en la infancia. Su eficacia está respaldada por una gran cantidad de estudios de investigación clínica. Además, existen ejercicios sencillos para aplicarlos con los niños.