UNIR Revista
Son pacientes activos aquellos que se corresponsabilizan de su enfermedad y de sus autocuidados; en cambio, los pasivos no se preocupan por ella ni se implican en la toma de decisiones.
La sociedad avanza y con ello el nivel de autocuidados, donde los pacientes disponen de una mayor capacidad de información y decisión. Así, podemos hablar de pacientes activos y pasivos: dos caras de una misma moneda donde los primeros se implican en las decisiones que afectan a su dolencia, los tratamientos y posibles alternativas; y los segundos se caracterizan por no querer responsabilizarse de su salud, preocuparse por sus dolencias ni colaborar para remediarlas.
Cada vez es más frecuente que las nuevas generaciones se preocupen por su salud y sean más conscientes de sus hábitos y que, en caso de enfermedad, se conviertan en pacientes activos. Este cambio de actitud de los pacientes —menos pasivos y con una mayor implicación en la toma de decisiones con el profesional sanitario— supone una nueva dimensión y tipo de relación en la atención médica y enfermera.
En este escenario habría que tener en cuenta otro aspecto fundamental: las sociedades están envejeciendo cada vez más, lo cual lleva parejo un mayor número de enfermos crónicos. En consecuencia, también cambia esa relación entre el profesional sanitario —obligado a la búsqueda de nuevas fórmulas de gestión para una correcta atención sanitaria— y el paciente, cada vez más preocupado por su salud e implicado en la toma de decisiones sobre sus tratamientos, los cuales pueden prolongarse durante años.
De este modo, cuando una persona está enferma y se interesa por ella misma, se informa, es más responsable respecto a decisiones que afectan a su dolencia, busca alternativas de tratamientos o, incluso, quiere cambiar su rol tradicional como paciente crónico se convierte en paciente activo. Este paciente es más responsable, informado y colaborador que el pasivo, pues este no se preocupa por su salud, no se implica en sus tratamientos ni busca alternativas o información sobre lo que le sucede.
Programa Paciente Experto Catalunya, una propuesta a seguir
Para dar respuesta a este nuevo escenario sanitario, son varias las iniciativas puestas en marcha en los países del entorno. En España se encontraría, por ejemplo, el Programa Paciente Experto Catalunya, una propuesta desarrollada por el departamento de Salud de la Generalitat catalana basada en experiencias positivas similares a otras implementadas con anterioridad en Gran Bretaña.
Su objetivo, según indica, es mejorar la comprensión del paciente de la patología crónica mediante la transferencia de conocimientos del paciente activo con el resto de enfermos. Entre otras cuestiones, promueve una serie de cambios de hábitos que, a su vez, redundarán en una mejor calidad de vida y en una convivencia con la enfermedad como una parte más del proceso asistencial.
A este paciente activo lo forman los profesionales sanitarios del propio equipo de atención primaria, que luego actuarán como observadores. A la larga se ha constatado una mayor motivación e implicación del resto de pacientes en el cuidado de su enfermedad —dado que el propio paciente activo ha sido testigo de los síntomas, de la evolución y del desarrollo de la enfermedad—, así como una mayor aceptación de la enfermedad y aprendizaje sobre la misma.
Según define esta iniciativa, se entiende por paciente experto o activo a “aquella persona afectada por una enfermedad crónica que es capaz de responsabilizarse de la propia enfermedad y de autocuidarse, sabiendo identificar los síntomas, responder apropiadamente a ellos y adquirir habilidades que le ayuden a gestionar el impacto físico, emocional y social de la patología, mejorando así su calidad de vida”.
La formación necesaria del profesional sanitario
Para lograr la implicación de los pacientes y que estos pasen a ser activos es fundamental una buena formación del profesional sanitario. El Máster en Gestión Sanitaria, el Máster en Gestión de Enfermería o el Máster en Seguridad del Paciente —ofrecidos por UNIR en modalidad 100 % online— proporcionan las herramientas necesarias para poder identificar las necesidades del paciente, formarlos y asesorarlos, así como fomentar ese cambio de modelo paternalista a uno donde la relación entre el médico y el paciente sea más igualitaria y donde los enfermos sean más partícipes de cada una de las decisiones a tomar.
La sociedad actual está cambiando, envejeciendo, por lo que es necesario aportar a los pacientes, así como al sistema de salud y al profesional sanitario, aquellos recursos que permitan implicarse en el autocuidado de su enfermedad y la toma de decisiones asociadas a las diferentes terapias y tratamientos.