UNIR Revista
Los centros sanitarios que colaboran con UNIR acogen cada año a estudiantes en prácticas de su Máster en Psicología General Sanitaria para acompañarles durante esta etapa formativa aplicada. Dos profesionales nos cuentan su experiencia en sus consultas.
Gisela Hansen Rodríguez, directora y coordinadora de Acción Social del centro Can Parellada (Cataluña), y Nerea Pérez Uria, psicóloga y directora del centro Eupsike, en el País Vasco, evalúan su papel como tutoras, los desafíos que han afrontado y todo lo aprendido mientras enseñaban durante las prácticas que ofrece el Máster en Psicología General Sanitaria online de UNIR. También recuerdan los mejores momentos y ofrecen recomendaciones a sus compañeros tutores.
Can Parellada es una comunidad terapéutica para personas con adicciones y comorbilidad con trastornos mentales, entre otros problemas. Pertenece a la Asociación Dianova, una ONG de acción social que lleva más de 30 años trabajando en los sectores de la salud mental y de las adicciones.
El Centro de Psicología Eupsike (Bilbao, País Vasco) se ha enfocado desde 2004 en la práctica clínica y formativa, sobre todo en la atención a situaciones críticas. Nerea Pérez Uria y Mabel García García son las principales profesionales de un centro que colabora estrechamente con otros profesionales.
Hansen Rodríguez reconoce que su experiencia ha sido buena porque, entre otras razones, ha atestiguado el proceso de aprendizaje de todos sus estudiantes, cómo se desarrollaban y crecían profesional y personalmente. Pérez Uria destaca asimismo que los estudiantes en prácticas son acogidos en su centro como compañeros de profesión formales: “La experiencia se vive entonces como un aprendizaje bidireccional, y con una gran satisfacción”, afirma.
Porque tanto ellas como el resto de compañeras de profesión en sus respectivos centros también aprenden de quienes, en primera instancia, llegan justamente para aprender. Nerea Pérez les otorga mucha importancia porque los estudiantes contagian ilusión, y traen consigo conocimientos más actualizados o nuevos, y más instrumentos. “Los tutores transmitimos la pasión en relación con la práctica profesional, y los estudiantes nos comparten su ilusión y su forma de entender esta profesión”, añade.
Las prácticas, un acompañamiento
Y Gisela Hansen también reconoce que, como tutora, aprecia cada vez mejor las potencialidades y las necesidades de cada estudiante. Esta diversidad de competencias y de personalidades ha supuesto un gran reto para la directora de Can Parellada.
A Nerea Pérez, por su parte, siempre le ha ocupado que los alumnos apliquen su bagaje teórico con la mayor naturalidad, agilidad y personalización posibles en el contexto de un trabajo real.
Pero coinciden en que este aspecto de su trabajo merece la pena. Hansen asegura que las prácticas permiten conocer a personas muy interesantes. Y Nerea Pérez subraya: “El mejor recuerdo siempre es cuando nos transmiten lo que han aprendido y cuando describen cómo han logrado llegar de un marco teórico a una práctica profesional cotidiana”.
La psicóloga del centro vasco considera fundamental que los estudiantes vivan la experiencia como una oportunidad para conocerse como personas con respecto a una profesión que califica de maravillosa, más allá de conocer el método de trabajo de Eupsike y hasta el suyo propio.
La idea fundamental que sostiene esta formación práctica es el acompañamiento. Hansen sabe que las tutoras impactan en la vida de quienes forman, y que, por lo tanto, ellas han de ser también buenos modelos de aprendizaje, ejemplos laborales y personales, basados esencialmente en una buena ética formativa.
Todo ello implica conocer a quien se tiene al lado, escuchar dudas, incertidumbres y visiones, y acompañar: “Tutorizar es una oportunidad para crecer con ellos”, recomienda finalmente Nerea Pérez Uria.