El proceso terapéutico es básico entre el profesional de la Psicología y el paciente e incluye desde la primera consulta hasta la finalización progresiva del tratamiento.
La terapia psicológica busca eliminar el malestar que genera en la persona una determinada situación. Por otro lado, también busca y analiza el origen y las causas de la misma para poner solución mediante la adquisición de estrategias y herramientas de la mano de un profesional de la disciplina. Este proceso terapéutico cumple unos requisitos y pautas.
El proceso terapéutico consiste en el tratamiento a través de las sesiones que se llevan a cabo entre el profesional y el paciente con la finalidad de que este reciba ayuda por parte de un terapeuta y empiece a tomar conciencia de aquello que hace, siente y piensa.
El terapeuta, a través de la terapia, influye en que este reconozca y entienda su situación. Por ejemplo, la forma en la que se enfrenta a un problema, cómo se relaciona con otras personas, las reacciones ante determinadas circunstancias o cómo le influye el comportamiento de las personas de su entorno más cercano.
No existe una duración determinada para el proceso, ya que la situación del paciente, sus habilidades adaptativas y sus propias herramientas personales influyen en que la terapia dure unos meses o, incluso, años. Por eso es importante que el paciente tenga claro que no hay un objetivo temporal, sino que su bienestar y progreso marcarán la intervención.
Las fases del proceso terapéutico
El proceso terapéutico da comienzo cuando el paciente contacta con el profesional. Las fases fundamentales de este son las siguientes:
- Evaluación y orientación. En esta fase inicial se establece el primer contacto y el terapeuta recopila la información acerca del paciente y su situación. Durante esta primera toma de contacto el profesional y el paciente trabajan la confianza para que este último pueda abrirse y exponer las circunstancias que le han llevado a pedir ayuda.
- La explicación de las hipótesis diagnósticas. Esta fase tiene una duración breve. Se centra en la toma de decisiones en base a la información que se ha obtenido durante la primera fase. De este modo, el terapeuta le presenta al paciente su diagnóstico, qué posibles causas pueden estar detrás de su problemática y cómo puede trabajarlas. En este punto se decide sobre qué aspectos se va a trabajar a lo largo del tratamiento.
- Tratamiento. En esta fase tiene lugar el progreso y la mejora del paciente y es la parte fundamental de todo el proceso. El profesional pone en prácticas sus habilidades técnicas y marca los objetivos de la terapia, haciendo que el paciente adquiera comportamientos adaptativos y nuevas de relacionarse que sean más funcionales.
- Finalización de la terapia. Una vez se han alcanzado los objetivos de la fase anterior, llega el momento de concluir con la terapia. Este cierre debe ser gradual para que el paciente se adapte. Por esta razón, se recomienda que esté planificado de la misma forma que las fases anteriores. El tiempo necesario para la terapia dependerá de los avances de cada persona. Para concluir, el terapeuta tiene que observar en el paciente su mejoría y satisfacción con los objetivos marcados y que este ha adquirido las habilidades pertinentes para hacer frente a su situación.
Finalmente, para que el proceso terapéutico sea exitoso es necesario que, además de las herramientas empleadas durante el tratamiento, terapeuta y paciente creen una buena relación, un clima de confianza y sinceridad. Esto será la clave para que el paciente se exprese sin temor a ser juzgado y pueda avanzar hacia su autonomía.