UNIR Revista
Desde hace unos años se usa en el tratamiento del cáncer la protonterapia, una técnica de radioterapia más sofisticada. Es mucho menos invasiva y está especialmente indicada para tumores pediátricos.
Hasta hace unos años, numerosos españoles eran enviados al extranjero para tratarse de determinados tumores con protonterapia, una nueva terapia contra el cáncer dirigida y menos invasiva sobre los tejidos sanos del cuerpo que nace de la radioterapia, y especialmente indicada para los tumores en edad pediátrica. Actualmente, es una técnica que va asentándose poco a poco en nuestro país.
La radioterapia constituye una de las principales estrategias en el tratamiento contra el cáncer, junto con la cirugía, la quimioterapia y la inmunoterapia. Su objetivo es acabar con la enfermedad, pero siempre hacerlo con los menores efectos secundarios posibles.
En la radioterapia clásica se utilizan esencialmente fotones, fundamentalmente procedentes de rayos X, así como electrones. Pero desde los años 60-70 se dispone de la protonterapia, una técnica de radioterapia externa y sofisticada, que hasta hace poco no había llegado a España.
De acuerdo con la primera guía de recomendaciones sobre la protonterapia en España, elaborada en 2020 por la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), la protonterapia es una modalidad especial de radioterapia que utiliza partículas pesadas (protones) en lugar de rayos X o de electrones.
“Estas partículas destacan por su característica distribución de dosis en los tejidos que atraviesan, siendo la deposición de la dosis muy baja tras la entrada del haz de protones, administrando el máximo de dosis antes de la detención del haz”, describe la entidad científica.
Beneficios de la protonterapia
La protonterapia presenta ventajas radiobiológicas y dosimétricas en relación al tratamiento estándar de radioterapia con fotones. Es un tipo de radiación que sirve para matar a las células cancerosas y evitar que estas se multipliquen, pero a través de una irradiación de los tumores más precisa.
Los haces de protones se pueden dirigir tridimensionalmente y se detienen en el tumor, incluso empleando dosis más altas de radiación; mientras que con los rayos X sí hay radiación en el tejido sano de alrededor. De esta forma, se disminuyen los efectos adversos en los órganos y tejidos que rodean al tumor en el largo plazo.
Según la SEOR, “los beneficios son la disminución de efectos adversos tardíos en los órganos y tejidos que rodean al tumor y la reducción del riesgo de desarrollar segundos tumores, fruto en muchos casos del tratamiento de radioterapia por rayos X recibido”.
En su opinión, “esto adquiere especial relevancia en los largos supervivientes, especialmente en la población pediátrica”, ya que, según explica, debido a la dosis limitada a los tejidos sanos peritumorales se puede realizar una escalada de dosis, siendo también posible mejorar el control de los tumores resistentes a la radiación.
¿En qué casos se emplea la protonterapia?
Concretamente, se emplea para tratar cánceres que se localizan en partes críticas del cuerpo y que no se han diseminado. El uso de protones ha sido consensuado por diferentes sociedades médicas y guías de práctica clínica y está justificado en las siguientes situaciones:
- Tumores oculares, incluyendo melanomas oculares.
- Tumores próximos o en la base del cráneo, incluyendo cordomas y condrosarcomas.
- Tumores primarios o metastásicos en la médula espinal/columna vertebral.
- Tumores en población pediátrica, fundamentalmente los localizados en SNC y/o próximos a órganos de riesgo (médula, corazón, pulmones).
- Pacientes con síndromes genéticos con riesgo elevado de toxicidad.
- Reirradiación en casos seleccionados.
La protonterapia en la población pediátrica
La población pediátrica, los largos supervivientes y los tumores con histologías resistentes al tratamiento con fotones constituyen los principales subgrupos beneficiarios de este tratamiento en el momento actual, según detalla la SEOR.
La población pediátrica es especialmente sensible a la radiación. Se trata de cuerpos “en construcción”, de forma que cuanta menos radiación reciban mejor. Disminuyen los efectos adversos tardíos en los tejidos y órganos que rodean al tumor, al tiempo que se reducen las posibilidades de desarrollar segundos tumores, una de las principales consecuencias de la radioterapia convencional, especialmente entre los menores.
El uso de la protonterapia ha aumentado significativamente durante la última década en España, siendo esto posible gracias al creciente número de centros que disponen de esta tecnología, como la Quirón en Madrid. La formación en protonterapia facilitada por el Máster en Hematología y Oncología Pediátrica de UNIR puede ser de gran ayuda para todo aquel profesional sanitario que quiera familiarizarse con esta nueva vía terapéutica, las más indicada en los casos de cáncer pediátrico que precisen de radioterapia.