Román Rodríguez Curbelo
Virginia Velásquez, Laura Lacaba y Myriam Roca comparten su paso por el Grado en Psicología de UNIR, que iniciaron por pura pasión y que pudieron compaginar con sus trabajos y sus vidas. Dos de ellas, de hecho, continúan aquí sus estudios de posgrado.
Las tres egresadas de UNIR reflexionan en torno a la profesión y entienden que la pandemia, aunque supuso (y aún supone) una crisis sanitaria y humanitaria sin precedentes, también ha resultado una gran oportunidad para los profesionales de la psicología.
La COVID-19 reafirmó la importancia de la terapia, y la sociedad desde entonces comienza a abandonar el estigma en torno a ella. Nuevas visiones que aportan un gran porvenir a la profesión, según las tres: más puestos de trabajo y una mejor percepción social.
Velásquez, maestra de 28 años, comenzó a estudiar ingeniería en su Venezuela natal, pero poco después se trasladó a Noruega y abandonó la universidad para centrarse en su trabajo. Tuvo entonces la oportunidad de trabajar muy de cerca con niños de primaria o con necesidades especiales.
Decidió entonces asumir su pasión por la psicología y combinar por fin estudio y trabajo. El Grado en Psicología de UNIR era la titulación que más se acoplaba a sus necesidades, explica.
“UNIR era la única que me ofrecía una modalidad en línea sin tener que viajar para poder examinarme. Y ofrecía otras muchas ventajas: el precio era mucho más razonable que otras universidades online”, añade la venezolana.
La importancia del entorno
Para Velásquez, la COVID-19 ha evidenciado, asimismo, la enorme importancia del entorno en el bienestar psicológico de las personas.
Virginia Velásquez.
“La pandemia ha demostrado que los entornos donde viven las personas tienen mucho peso en el desarrollo de patologías, asociadas muchas de ellas a insatisfacciones personales, laborales o vitales, por ejemplo”, añade Velásquez.
Pese a la importancia de la carga genética y a multitud de otros factores, Myriam Roca entiende igualmente que los ambientes sociales, familiares o sentimentales pueden mejorar o empeorar su bienestar psicológico, apunta.
Roca, educadora social de 39 años, siempre quiso estudiar Psicología, pero solo en 2013 pudo comenzar el grado. Eligió UNIR porque le permitió compaginar estos estudios con su trabajo y porque le atrajo el formato online de la universidad.
“Cada uno de los docentes era experto en su materia”, subraya. Los tutores la llamaban con frecuencia para apoyarla y para prever y resolver cualquier duda. Y creó comunidad con sus compañeros y compañeras a través de WhatsApp y del campus virtual.
“En cuanto a los temas, a las clases y a los exámenes, estoy bastante satisfecha. He disfrutado muchísimo de cada paso. Las asignaturas fueron en general muy interesantes y animadas. El temario y los trabajos eran asequibles y pude compaginarlos con el trabajo”, añade.
Myriam Roca.
Nuevas ocupaciones
Laura Lacaba coincide con Velásquez y Roca en que la COVID-19 ha traído paradójicamente mucho futuro al sector y ha reforzado como nunca el valor de la profesión. De hecho, prevé que no solo será un perfil necesario en un ámbito privado y personal. También lo será, desde su punto de vista, en el ámbito empresarial.
“La presencia de asistencia psicológica dentro de una empresa demostrará que a esa organización le importan sus trabajadores, su salud mental y su bienestar general. Será un punto muy positivo para potenciales empleados”, afirma la antigua alumna de UNIR.
Lacaba finalizó el año pasado sus estudios de Grado en Psicología con UNIR mientras trabajaba como controladora aérea en turnos de 8 horas, cinco días a la semana. Tardó 5 años en concluir sus estudios, pero Lacaba valora las facilidades que encontró durante esta etapa.
Laura Lacaba.
Comenzó en la Universidad Internacional de La Rioja porque una amiga se la recomendó y le aseguró que estaría contenta. Y así ha sido.
“La metodología de UNIR es para mí la mejor de todas las universidades en línea. Y hablo con conocimiento de causa: estudié mi primera carrera, Derecho, en la UNED y la UOC”, recalca la exestudiante.
De hecho, tanto Lacaba como Velásquez continúan estudiando en UNIR, ambas el Máster en Psicología General Sanitaria, el posgrado habilitante para ejercer en centros de salud.
Una formación específica que hay que incentivar todo lo posible, según Velásquez, para erradicar los prejuicios que aún perduran contra la asistencia psicológica y para asegurar una sociedad mentalmente más saludable y estable.