UNIR Revista
Nuestra sociedad no nos educa para asumir la muerte ¿Es un tema tabú? Abordamos las claves de la psicoterapia en pacientes terminales y el perfil del psicólogo dedicado a este ámbito.
Decimos que nadie está preparado para aceptar ese punto y final en su vida o en la de sus seres queridos y lo cierto es que pocas personas lo están. Nuestra sociedad no nos educa para asumir que la muerte forma parte del proceso de vivir. ¿Se trata de un tema tabú? Sin duda. En UNIR abordamos las claves de la psicoterapia en pacientes terminales y el perfil profesional del psicólogo dedicado a este ámbito.
Si para las personas sanas es un tema delicado de tratar, para las personas con enfermedades terminales todavía lo es más, pues es doloroso asimilar que ese final llegará antes de lo esperado. Es necesario el apoyo psicológico a estos pacientes para aliviar ese sufrimiento y para que puedan afrontar la despedida.
Para entender en qué consiste la psicoterapia en pacientes terminales, primero es necesario ser conscientes de qué es —y qué consecuencias acarrea— una enfermedad terminal. Consideramos enfermedad terminal a aquella patología en estado avanzado e irreversible, cuyos síntomas van empeorando de manera progresiva hasta terminar con la vida del paciente en un periodo más o menos corto.
Tanto la sintomatología asociada como, en muchos casos, los tratamientos, reducen considerablemente la calidad de vida del paciente: pérdida de la autonomía, abandono de la actividad laboral y de ocio, deterioro de sus relaciones sociales y de pareja. Además, una enfermedad terminal no solo afecta emocionalmente al paciente; también a su entorno humano: familiares y cuidadores.
Objetivo de la intervención psicológica en pacientes terminales
La psicoterapia en estos pacientes tiene por finalidad acompañar y apoyar psicológicamente al paciente durante todo el proceso: desde el diagnóstico de la afectación hasta el duelo. La primera parte de este proceso se fija como objetivo la aceptación de la enfermedad y su incurabilidad. Es frecuente que un paciente terminal sienta una pérdida de control respecto a su vida —“¿por qué me ha tocado a mí?”— y, en consecuencia, caiga en la apatía vital. El psicoterapeuta trabajará con el paciente varios factores:
- El proceso de afrontamiento de la enfermedad y adaptación a todos los cambios que ha supuesto en su vida.
- Los síntomas depresivos asociados.
- Entrenamiento en habilidades psicológicas para aliviar el sufrimiento tanto emocional como físico (dolores crónicos).
- Y, muy especialmente, le prepara para la despedida.
Como ya se ha indicado anteriormente, la psicoterapia no se ciñe solo a la atención del paciente. El psicólogo trabajará en colaboración con la familia y, en especial, con su cuidador. La intervención psicológica en familiares es de vital importancia para el propio beneficio del paciente.
El cuidado de un enfermo supone cambios de roles y dinámicas en el seno del hogar: el desánimo y agotamiento del cuidador, el sufrimiento encubierto, la sobreprotección del enfermo… El psicólogo, por ejemplo, les ayuda a no caer en ese terrible silencio por parte de los familiares y les orienta para que sepan hablar de la enfermedad con el afectado sin tabúes; para afrontar el miedo, los conflictos y, en la última etapa del proceso, también les prepara para afrontar el duelo.
Perfil del psicólogo en la atención de pacientes terminales
La atención e intervención psicológica en pacientes terminales exige al psicólogo un perfil profesional claramente sanitario. Esta formación específica se adquiere a través de Máster en Psicología General Sanitaria y cursos especializados en Apoyo a Enfermos Terminales, en Atención e Intervención Psicológica en las Unidades de Cuidados Paliativos y Duelo.
Las competencias claves de este profesional se perfilan sobre las siguientes áreas:
- La evaluación psicológica del paciente: valorar su estado emocional, físico y social en relación con la enfermedad. Cuáles son sus miedos y necesidades, pensamientos recurrentes y desadaptados a la situación, los hábitos de vida que pueden beneficiar o deteriorar mucho más su salud.
- Evaluar y mejorar aquellos recursos psicológicos (fortalezas) que dispone para enfrentarse y adaptarse a los cambios que supone su enfermedad. También el psicólogo analiza la calidad del entorno humano que rodea al paciente: las dinámicas familiares, su vida en pareja y el apoyo que recibe de sus amistades.
- Conocimiento teórico y práctico de las técnicas cognitivas y conductuales en la intervención con este grupo de pacientes: reestructuración cognitiva, técnicas de relajación y de inoculación al estrés, visualización, autoinstrucciones…
- Dirección de grupos de apoyo para enfermos terminales y sus familiares.
- Excelentes habilidades terapéuticas y comunicativas: fomentar la confianza en el paciente, la escucha activa, la asertividad y empatía.
Por último, es necesario destacar la fortaleza psicológica que debe trabajar el propio psicólogo a nivel personal. Dedicarse al ámbito de la psicoterapia con enfermos terminales exige aparcar las propias emociones durante la intervención psicológica, siempre sin perder el lado humano. Cada paciente es un nuevo reto, pues cada paciente conlleva para el psicoterapeuta superar su propio proceso de duelo.