UNIR Revista
El psicoanalista francés Jacques Lacan definió una teoría que dice que nos gustan las personas similares a nosotros, lo que conocemos como efecto espejo en psicología
La teoría del efecto espejo en psicología debe atribuirse a la figura del psicoanalista Jacques Lacan. El teórico francés estudió durante un tiempo el desarrollo evolutivo y psicológico de los niños entre los seis y los dieciocho meses. Entre otros aspectos, le interesaba analizar la identificación de la propia imagen en un espejo y la formación del autoconcepto.
En el marco de sus investigaciones, Jacques Lacan teorizó que los niños eran capaces de reconocerse en el espejo, les gustaba su imagen y eso les generaba un notable bienestar. Profundizando más en sus análisis, Lacan señaló que la capacidad de reconocimiento de los niños se debía a la comparación con los modelos visuales de sus cuidadores. Es decir, no se veía solo la imagen propia en el espejo.
Fue de esta forma cuando el efecto espejo se amplió a las relaciones sociales e interpersonales. En esta línea, diferentes estudios e investigaciones han apuntado que las personas solemos sentirnos atraídos por aquellas personas con características similares a las nuestras. Es decir, nos miramos al espejo cuando vemos a otra persona y realizamos una proyección psicológica.
Funcionamiento e implicaciones del efecto espejo en psicología
La teoría del espejo en psicología no solo tiene que ver con la atracción por los aspectos positivos que vemos en los demás, sino que también incluye lo negativo. Todos tenemos defectos y partes de nuestra personalidad que no nos gustan.
La teoría postula que cuando nos relacionamos con personas con defectos similares, estos nos molestan porque actúan como un espejo. Igual que no nos gusta ver en el espejo que estamos mal peinados tampoco queremos reconocer que esa persona antipática, quizás, se nos parezca. Lo que nos desagrada de los demás es aquello que no nos gusta de nosotros.
Tomar conciencia de este mecanismo mental puede ser muy importante para mejorar el autoconocimiento. Así, ser conscientes de todo lo que proyectamos en los demás puede ayudarnos a saber cómo somos en realidad.
Si lo vemos con un ejemplo, una persona que hace amistades con las que no se siente valorado puede pensar que tiene mala suerte a la hora de hacer amigos. Por el contrario, si aplicamos el efecto espejo en psicología quizás descubra que en esas amistades está siguiendo un patrón y son un reflejo de su baja autoestima.
Esta teoría del efecto espejo y otras teorías del psicoanálisis se estudian en formaciones como el Máster en Psicología General Sanitaria de UNIR. Conocimientos teóricos que tienen muchas aplicaciones prácticas, por ejemplo, para conocer más sobre los fenómenos grupales. El efecto espejo explica por qué solemos asociarnos con aquellas personas similares o por qué nos gusta formar parte de los grupos más populares.
De forma inconsciente, el efecto espejo también puede actuar como un método de autoprotección. Es común que podamos defender conceptos de nuestra identidad como que “somos educados”, “somos amables” o “nunca mentimos” y la exposición a personas o circunstancias que reflejen lo contrario es algo que nos resulta desagradable. Por eso, buscamos evitarlo para autoprotegernos.
Otro ejemplo que podemos mencionar sobre el efecto espejo en psicología sería enfadarnos al encontrarnos en una situación grupal en la que alguien toma el liderazgo. Podemos considerar que esa persona quiere decidir por todos, cuando, en realidad, el problema puede ser que nos moleste que no seamos nosotros quienes hemos tomado el liderazgo del grupo.
Dado el carácter inconsciente que tiene el efecto espejo, es muy importante saber cómo podemos tomar consciencia de su presencia. Para ello, existen una serie de preguntas que pueden formularse en voz alta mientras nos miramos en un espejo:
- ¿Qué ves en el espejo?
- ¿Conoces a esa persona que tienes delante?
- ¿Tiene algún defecto?
- ¿Qué es lo que te molesta realmente?
- ¿Hay alguna parte de tu yo presente o pasado que se relacione con eso que te molesta?
Son solo algunos ejemplos de preguntas que pueden realizarse no solo frente a un espejo sino en cualquier situación interpersonal. Responderlas de forma sincera puede ser la clave para conocernos un poco mejor porque, a veces, el autoconocimiento pasa por mirarnos en el reflejo de los demás.