UNIR Revista
El Grado en Logopedia es la titulación que deben tener los profesionales que se quieran dedicar a esta rama de las Ciencias de la Salud, la cual se puede complementar o ampliar con otros cursos, grados y posgrados.
Cuando se habla de las profesiones vinculadas a las Ciencias de la Salud, la atención tiende a centrarse en la medicina o la psicología. Sin embargo, no son las únicas opciones. La logopedia juega un papel fundamental en la vida de aquellas personas que sufren dificultades de comunicación, lenguaje, aprendizaje, escucha, comprensión lectora u otras más específicas relacionadas con la deglución. Si te estás preguntando qué hay que estudiar para ser logopeda, sigue leyendo.
La titulación que se debe estudiar para ser logopeda es el Grado en Logopedia. Una formación en la que el estudiante adquiere las competencias necesarias para ayudar a personas que padecen algún tipo de problema en sus habilidades de comunicación, del lenguaje o en las funciones orales no verbales también conocidas como FONV.
En concreto, este grado dirige su plan de estudios hacia tres verticales concretas:
- La prevención de dificultades en la comunicación, especialmente aquellas vinculadas a patologías o enfermedades que afectan, de manera directa o indirecta, las competencias asociadas al aparato fonador. También a trastornos que dificulten la comunicación y escucha, la comprensión lectora, así como la capacidad de escribir, el correcto desarrollo del aprendizaje y la deglución.
- La evaluación clínica para identificar los problemas a los que se enfrenta el paciente.
- El diagnóstico, en el que no solo se identifica el origen o causa de la dificultad, también los potenciales tratamientos existentes para diseñar una solución personalizada que lleve a la erradicación del problema o, en caso de no ser posible, a la reducción de los síntomas y la consiguiente mejora en la calidad de vida de la persona afectada.
Formación complementaria para ser logopeda
Además de obtener el grado específico para lograr una visión global de la profesión, así como de las herramientas y técnicas necesarias para garantizar la prevención, facilitar la evaluación y el diagnóstico de los pacientes, existen otras formaciones complementarias que pueden ser determinantes en el caso de que el profesional se quiera especializar.
Por ello, a la hora de responder a la pregunta qué estudiar para ser logopeda se debe valorar el ámbito hacia el que se quiere dirigir la vida profesional respondiendo a dos preguntas: ¿se quiere enfocar a niños o a adultos? ¿Se busca ser un logopeda generalista o con un nivel de especialización asociado a patologías concretas? Y es que, en atención a la respuesta que se ofrezca a estas cuestiones será necesario realizar cursos que permitan adentrarse en materias muy concretas como pueden ser los problemas derivados de una parálisis facial o como consecuencia del deterioro cognitivo, por mencionar algunas opciones.
Al margen de esos cursos puntuales, el logopeda también puede apostar por llevar a cabo un desarrollo profesional más versátil gracias a posgrados como el Máster en Dificultades de Aprendizaje o el Curso de Psicomotricidad Infantil, ambos de UNIR.
Del mismo modo, puede resultar de interés formarse en aspectos nutricionales a través del Grado en Nutrición y Dietética o el Máster en Nutrición, especialmente en aquellos supuestos en los que se busque especializarse en las patologías relacionadas con los problemas de deglución.
Por su parte, tanto el Grado en Pedagogía como el Máster en Psicopedagogía cuentan con planes de estudios adecuados para el profesional que quiera especializarse como logopeda infantil.
En definitiva, si bien es cierto que el grado es la titulación básica que hay que estudiar para ser logopeda, las particularidades propias de esta carrera llevan a los profesionales a buscar la especialización a través de diferentes cursos, posgrados o grados complementarios.
¿Por qué estudiar logopedia?
La principal razón para dedicarse a la logopedia es tener un interés real por apoyar a personas con problemas en el ámbito de la comunicación o el lenguaje en su sentido más amplio. En concreto, querer dirigir la actividad profesional a ayudar a:
- Niños con dificultades de aprendizaje, comprensión lectora o desarrollo del habla en los casos leves, o de tartamudez o dislexia en pacientes con problemas más complejos.
- Menores con algún tipo de trastorno del espectro autista o con déficit de atención con o sin hiperactividad.
- Personas con problemas vinculados al proceso de deglución como consecuencia de problemas cognitivos, degenerativos u otras enfermedades graves que puedan provocar algún tipo de merma en sus capacidades.
- Rehabilitar la voz a pacientes que se han sometido a intervenciones en su aparato fonador o que han sufrido alguna enfermedad relacionada con el mismo, provocando alteraciones en su sonido.
- Rehabilitar la audición en casos de pérdida o disminución de los niveles auditivos, para evitar el menoscabo que tiene para el paciente ver reducida su capacidad de escucha, ya no solo en sus habilidades comunicativas, también en las sociales.
Pero más allá de la vocación por ser un profesional que ayude a mejorar la vida real de las personas, la logopedia es una profesión que presenta grandes oportunidades profesionales vinculadas, principalmente, al ámbito sanitario y educacional.
Además, al analizar las condiciones laborales de este grupo de profesionales se observa que el sueldo de un logopeda, según el portal Indeed, de media se sitúa en los 19.778 euros al año, aunque es una cifra que puede variar según la experiencia y el ámbito de especialización.