UNIR Revista
Con una ciudadanía cada vez más concienciada con el cuidado de la salud mental, el papel que juega la psicología infantil y, por ende, el psicólogo infantil, resulta trascendental para afianzar las bases de una sociedad sana
La psicología infantil es la rama de la psicología que aborda el estudio y tratamiento de los problemas psicológicos y del neurodesarrollo de los niños y adolescentes (autismo, hiperactividad, adicciones…). A pesar de que una gran mayoría de los casos que llegan a los gabinetes y clínicas psicológicas pertenecen al área infantojuvenil, se sabe muy poco sobre cómo trabaja y qué hace un psicólogo infantil.
La psicología infantil y su importancia
Aunque todavía existe cierta reticencia a pedir ayuda sobre cuestiones de salud mental o hablar abiertamente de ella, la sociedad avanza y ya no es un estigma. La importancia de cuidar la salud mental está hoy sobre la mesa y, cuando se refiere a los procesos mentales, emocionales y conductuales de niños y adolescentes, debería ser un tema prioritario.
El informe de Unicef, Estado de la Infancia en la Unión Europea 2024, pone de manifiesto que existen más de 11 millones de niños y jóvenes en la UE que padecen algún tipo de patología relacionada con la salud mental. A pesar de la escasez de datos, este estudio evidencia el incremento de problemáticas de salud mental tras la pandemia de COVID-19. A la vista de esa información, la trascendencia de la psicología infantil resulta indiscutible.
La psicología infantil es importante en tanto en cuanto permite:
- Poder identificar diferentes problemas en la infancia y sentar las bases para resolverlos.
- Comprender cada una de las etapas evolutivas del niño y hacer que los padres entiendan ciertos comportamientos.
- Satisfacer las necesidades educativas de cada niño.
- Asesorar a los padres sobre su estilo de crianza para un mayor beneficio de los menores.
- Solucionar traumas y miedos para que no se prolonguen hasta la vida de adulto.
Una de las finalidades básicas de la psicología infantil es trabajar para lograr el desarrollo pleno del menor, aportando las herramientas necesarias para solucionar problemas emocionales, de comportamiento y de comunicación.
¿Cuáles son las funciones del psicólogo infantil?
La intervención psicológica a los más pequeños exige técnicas —tanto de evaluación como de intervención— muy diferentes a las utilizadas con adultos. El psicólogo infantil debe contar con un conocimiento profundo en diversas áreas, además de en Psicopatología Infantil, como es la Psicología Evolutiva, la Psicología de la Educación o la Neurología. Todas estas áreas están incluidas en el Grado en Psicología de UNIR. Por tanto, el psicólogo infantil, ¿qué hace? Estas son algunas de las principales funciones de un psicólogo infantil:
Evaluación psicológica específica a los problemas infantiles
El proceso de evaluación psicológica con niños es diferente al que se lleva a cabo con los adultos en varias cuestiones. La primera es que la instrumentación psicométrica debe ser específica para la edad del menor y su problema. De hecho, el psicólogo necesita constatar, previamente al tratamiento, el nivel de neurodesarrollo del niño. Además, deberá tener en cuenta que los tiempos de trabajo son menores, puesto que son más propensos al agotamiento y perder la atención.
En cuanto a la intervención, el psicólogo necesita la colaboración de la familia y del tutor escolar y/u orientador durante todo el proceso de intervención: tanto en la recopilación de datos de la historia del niño como durante el tratamiento y seguimiento. Es muy frecuente que sean el tutor y el equipo de orientación educativa del centro escolar quienes recomienden a los padres la necesidad de que su hijo acuda a la consulta de un psicólogo. Esto a veces conlleva una dificultad extra: la poca motivación o colaboración por parte del paciente, especialmente, cuando se trabaja con adolescentes. Por eso, un psicólogo infantil siempre necesita excelentes habilidades como terapeuta.
Terapia de grupo con niños y adolescentes
Además de la intervención terapéutica individual, es muy habitual que el psicólogo infantil dirija terapias grupales como método de intervención complementario a la primera. Por ejemplo, estos grupos de apoyo funcionan muy bien con adolescentes que sufren problemas de adicción, trastornos alimenticios o víctimas de bullying.
La terapia grupal tiene grandes beneficios terapéuticos para los más jóvenes, puesto que los iguales son un gran referente social. Además, les ayuda a desarrollar buenas habilidades sociales y comunicativas, a empatizar, resolver conflictos y, sobre todo, aprenden de las experiencias de los otros. No obstante, la terapia de grupo con adolescentes también conlleva ciertas dificultades. El psicólogo no solo debe ganarse la confianza del grupo, también debe crear un clima positivo, respetuoso y que facilite la interacción. No puede mostrarse demasiado directivo, pero al mismo tiempo tiene que asegurarse de que todos cumplen las normas establecidas.
Escuela para familias
Muchos centros educativos de Primaria y Secundaria —tanto privados como públicos— solicitan a gabinetes psicológicos infantojuveniles que dirijan programas de asesoramiento a familias fuera de las horas lectivas. Estas clases para padres y madres, dirigidas por psicólogos infantiles, tienen como finalidad asesorar y formar a las familias en habilidades que les ayuden a solventar y cubrir las necesidades emocionales de sus hijos.
Los temas que se tratan en estas asesorías están enfocados a los problemas más habituales que les surgen a los padres durante la crianza y educación de los hijos. Por ejemplo, a los progenitores de niños pequeños se les enseñan las claves para lograr que sus hijos sean más autónomos, consigan una rutina de estudio, colaboren en las tareas de casa o a cómo abordar los problemas de comportamiento.
La adolescencia es una etapa crítica para el seno de la familia: el adolescente es proclive a saltarse las normas establecidas en casa, a enfrentarse a la autoridad y a aislarse de la vida familiar. En estas escuelas para padres de adolescentes se trabaja especialmente las habilidades de comunicación y resolución de conflictos. También se tratan, desde una perspectiva preventiva, temas que afectan a las nuevas generaciones, como el uso adecuado de Internet y las nuevas tecnologías o cómo detectar si tu hijo sufre bullying.
Orientación educativa
Muchos de los casos que llegan a la consulta de un psicólogo infantil están relacionados con el contexto escolar: niños que sufren dificultades en el aprendizaje (dislexia, disgrafía…), que muestran signos de fobia escolar o han sido víctimas de acoso. Pero también es frecuente que los padres acudan a este experto solicitando una orientación educativa para su hijo. Normalmente, se trata de adolescentes que se sienten desmotivados hacia el estudio o, sencillamente, están perdidos respecto a cómo enfocar su futuro académico.
Técnicas psicológicas que utiliza un psicólogo infantil
La palabra es la herramienta fundamental del psicólogo en su trabajo, pero ¿es tan útil con los niños más pequeños? No siempre. Las habilidades comunicativas de los más pequeños son muy limitadas, sin mencionar sus dificultades a la hora de identificar y expresar sus emociones. Por lo tanto, esto supone un gran reto para el psicólogo infantil y un buen conocimiento de técnicas psicológicas específicas para trabajar con los más pequeños.
Los recursos más habituales en terapia infantil son el juego, el dibujo, la expresión corporal y la escenificación. Como métodos de intervención para el refuerzo y modelado de conductas, también se utilizan técnicas como la economía de ficha, los contratos conductuales o la técnica de “tiempo fuera”.
Después de ver todas las funciones del psicólogo infantil, no es difícil deducir la complejidad que esconde el trabajo con niños. No obstante, la satisfacción que produce ver la evolución de estos pequeños pacientes compensa todo el esfuerzo.
¿Qué dificultades aborda un psicólogo infantil?
Al igual que sucede en una terapia con adultos, las patologías que puede tener que abordar un psicólogo infantil son muy variadas. Estas son algunas de las principales problemáticas que se trabajan en la consulta del psicólogo infantil:
- Ansiedad. Los niños padecen ansiedad por miedo o preocupación excesiva. Esta emoción aparece como mecanismo de defensa en situaciones nuevas que les resultan amenazadoras. Es el trastorno psiquiátrico más común en la infancia.
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Se trata de una alteración neurobiológica que se da más en niños que en niñas y que tiene como síntomas principales la falta de concentración, la impulsividad y la hiperactividad.
- Traumas. Se considera como tal cualquier experiencia negativa o demasiado intensa que influya en el inconsciente de una persona, y en el caso de los niños, un trauma puede repercutir negativamente durante muchos años en su vida si no se trata adecuadamente. El maltrato, el abuso sexual, el acoso escolar o la muerte de un familiar suponen los casos más frecuentes de trauma infantil.
- Escasez de habilidades sociales. Se traduce en falta de amigos y ansiedad social por no saber cómo relacionarse con el entorno.
- Trastorno del espectro autista (TEA). Al tratarse de una disfunción neurológica que conviene abordar cuanto antes, también es motivo de consulta para este profesional. Sus síntomas aparecen en la infancia y cuanto antes se comience con un tratamiento, mejor será la calidad de vida de las personas que desarrollan TEA.
- Desorden de conducta. Se caracteriza por patrones conductuales antisociales y agresivos, con inclinación hacia el vandalismo, el robo o las agresiones.
- Falta de autoestima. Tratar este problema en cuanto sea detectado es fundamental para el correcto desarrollo cognitivo y conductual del niño. Constituye uno de los motivos más habituales de consulta de un psicólogo infantil.
Esta es una pequeña muestra de las patologías que puede abordar un psicólogo infantil en su consulta, pero existen muchas otras.
¿Cuándo es necesario acudir a un psicólogo infantil?
Las coyunturas y causas que propician que un menor necesite de atención psicológica en algún momento de su vida, pueden ser muy variadas. Esta son algunas de ellas:
- Retraso en los objetivos de desarrollo.
- Existencia de problemas emocionales como miedos, ansiedad o tristeza.
- Manifestación de fuertes rabietas, acompañadas de comportamientos agresivos.
- Dificultades para conciliar el sueño.
- Aparición de comportamientos desafiantes y malas conductas.
- Cuando el niño vive una situación traumática, como la muerte de un ser querido.
- Ante problemas de aprendizaje.
La evaluación profesional de un psicólogo infantil ante cualquiera de estas problemáticas es determinante para obtener un diagnóstico acertado que permita el mejor tratamiento posible.
Formarse en psicología infantil y juvenil
El primer requisito para convertirse en psicólogo infantil es haber cursado el Grado en Psicología. Al terminar los cuatro cursos del grado, quienes deseen dedicarse a la psicología infantil, deberán realizar la especialización, que está compuesta por diferentes tipos de cursos de posgrado.
No existe una única manera de formarse en psicología infantil y juvenil, por lo que cada profesional puede elegir su propio camino. Una opción es decantarse por realizar el Máster en Psicología General Sanitaria y después completarlo con estudios especializados en psicología infantil. Por ejemplo, el Máster en Psicología Infantojuvenil sería una buena opción.
En el caso de no estar interesado en trabajar en el ámbito sanitario, es posible cursar directamente un máster en psicología infantil que faculta a quienes lo terminen para ejercer en este campo fuera de la esfera clínica, por cuenta ajena o propia.
También existe la posibilidad de hacer el examen PIR (Psicólogo Interno Residente), prepararse los cuatro años en psicología clínica y posteriormente realizar un máster en psicología infantil. De esta forma, al trabajar como psicólogo residente ya se habrá adquirido mucha práctica.
Para ejercer como psicólogo infantil, además de la formación académica, resulta indispensable contar con habilidades personales como saber escuchar, ser empático, poseer excelentes dotes comunicativas o tener una capacidad de análisis que permita detectar las causas que provocan los comportamientos.
Especialízate en Psicología Infanto-Juvenil
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