UNIR Revista
La relación enfermero-paciente es clave para alcanzar un plan de cuidados individualizado y humanizado con el fin de mejorar el estado de salud del paciente, reduciendo su posible miedo o ansiedad.
Durante el proceso asistencial se establece una relación enfermero-paciente fundamental. El profesional sanitario cuenta con la formación necesaria para ayudar al enfermo en su recuperación, así como a la hora de dar respuesta a posibles necesidades que puedan surgir. La comunicación efectiva representa una estrategia más en el cuidado: una relación de respeto e informar al paciente de forma correcta y veraz redundará en una mayor calidad de la asistencia.
En primer lugar, la relación enfermero-paciente debe centrarse en el propio paciente. Según la International Alliance of Patients Organizations (IAPO), “la asistencia sanitaria centrada en el paciente es necesaria porque consigue mejores resultados sanitarios, una mejor calidad de vida y un alto rendimiento en las inversiones sanitarias al hacer un uso óptimo del sistema”.
Para ello, los pacientes tienen derecho a una asistencia basada en el respeto a sus necesidades y preferencias, a su independencia y a su autonomía. Además, hay que añadirle el derecho y la responsabilidad de participar en las decisiones sanitarias que se adopten en función de sus capacidades y preferencias personales.
Precisamente, y de acuerdo con el Código Deontológico de Enfermería Española, “la enfermera/o ejercerá su profesión con respeto a la dignidad humana y la singularidad de cada paciente”, sin hacer distinción alguna por razones de situación social, económica, características personales o naturaleza del problema de salud que le aqueja. Además, administrará sus cuidados “en función exclusivamente de las necesidades de sus pacientes”. El/la enfermero/a está obligado/a a tratar con el mismo respeto a todos, sin distinción de raza, edad, religión, sexo, nacionalidad, condición social, estado de salud u opinión política.
A su vez, debe proteger a los pacientes mientras se encuentren bajo su cuidado frente a posibles tratos humillantes, degradantes o que puedan afectar a su dignidad personal. Además, está obligado a respetar su libertad a elegir y controlar la atención que recibe y contar con su consentimiento previo ante cualquier intervención (o de sus allegados en caso de que no esté en condiciones de poder hacerlo).
Esto conlleva que los enfermeros adopten un papel respetuoso frente a los pacientes, convirtiéndose en la principal vía de información sobre los distintos procedimientos médicos a realizar, así como posibles alternativas. También deben ser capaces de proporcionar el estímulo y apoyo para que consigan la mejor calidad de vida posible.
La relación enfermero-paciente debe ser bidireccional, es decir, el sanitario cumplirá con los papeles antes descritos pero el enfermo tiene que involucrarse igualmente en sus cuidados, facilitar los mismos y seguir las indicaciones de todos los profesionales, a los que podrá indicar igualmente su opinión e impresiones sobre todos los procesos.
El papel de la comunicación
En este escenario, la comunicación efectiva entre el enfermero y el paciente representa una estrategia más en el cuidado. No se entiende un adecuado proceso asistencial sin una información correcta y veraz.
Precisamente, el Código Deontológico de Enfermería Española establece que es responsabilidad del enfermero el “mantener informado al enfermo, tanto en el ejercicio libre de su profesión, como cuando esta se ejerce en las instituciones sanitarias, empleando siempre un lenguaje claro y adecuado a la capacidad de comprensión del mismo”. Cuando el contenido de la información exceda de su nivel de competencia debe remitirse al miembro del equipo sanitario competente.
Según la IAPO, es también esencial dar una información “clara, adecuada y precisa” para que el paciente pueda adoptar las decisiones adecuadas a su tratamiento, así como a la hora de aceptar la enfermedad. “La información se les debe presentar en un formato sencillo acorde con los principios de información médica, teniendo en cuenta así mismo la enfermedad del individuo, su idioma, edad, nivel de comprensión, capacidad y cultura”, sostiene dicha organización. Por ello, si el enfermero es consciente de que el paciente no está preparado para recibir la información requerida, esta debe ser proporcionada a los allegados que sí se encuentren en condiciones.
En última instancia, es responsabilidad también del personal de enfermería actualizar constantemente sus conocimientos personales y profesionales en aras de evitar actuaciones que puedan menoscabar la salud de los pacientes. De esta forma, y como en cualquier otro trabajo, la enfermería precisa de constante formación para ofrecer la mejor calidad en los procesos asistenciales, así como la mejor y más actualizada información sobre todos los procesos y afecciones que pueden afectar a los pacientes. Posgrados como el Máster en Gestión de Enfermería online de UNIR están dirigidos a graduados que quieran formarse en gestión sanitaria con tal de incrementar el nivel y la calidad asistencial.