UNIR Revista
La seguridad hospitalaria garantiza que la atención sanitaria se realice libre de riesgos innecesarios o peligro de accidentes. Instaurar la cultura de la seguridad y de la prevención es fundamental.
El concepto de seguridad hospitalaria hace referencia a aquel escenario en el que se garantiza que tanto trabajadores, profesional sanitario, pacientes, infraestructura y equipos se encuentren libres de riesgo o de peligro de accidentes durante la práctica clínica de un hospital.
La Organización Panamericana de Salud define un hospital seguro como “el establecimiento de salud cuyos servicios permanecen accesibles y funcionando en su máxima capacidad instalada, y en su misma infraestructura, inmediatamente después de un fenómeno destructivo de origen natural o antrópico”.
Minimizar riesgos para lograr la seguridad hospitalaria
El riesgo es la posibilidad de que tenga lugar un incidente durante la práctica clínica, es decir, un acontecimiento o situación imprevista que pueda ocasionar, o no, daño en el paciente. Su aparición puede estar condicionada por varios factores –como la presencia de una amenaza o peligro–, así como por las propias vulnerabilidades del sistema, ya sean políticas, de organización, o económicas, entre otras.
Así, hablar de seguridad clínica del paciente se hace en el marco de una atención sanitaria libre de riesgos innecesarios o potenciales, y es que el profesional sanitario tiene como objetivo básico el proteger la seguridad del paciente. Precisamente, el Manual de Ética del Colegio Americano de Médicos recoge propiamente el “deber de no causar daño a los pacientes”.
Para una mayor seguridad hospitalaria han sido claves los avances tecnológicos que se han producido en la atención sanitaria en los últimos años. Estos han incidido favorablemente en la seguridad clínica de los pacientes y están encabezados por los avances tecnológicos, por una mayor especialización de los profesionales, por una proliferación de nuevos tratamientos y de pruebas diagnósticas, así como de procedimientos menos invasivos.
La cultura de prevención
Dentro de una institución hospitalaria es fundamental instaurar la cultura de la seguridad y de la prevención entre los trabajadores, y esto solo se consigue mediante el fomento del conocimiento de los posibles riesgos durante la práctica clínica, durante la formación del profesional sanitario con posgrados como el Máster en Seguridad del Paciente de UNIR, pero también de todos los trabajadores del hospital; un aspecto que precisamente se encuentra totalmente entroncado con la calidad del servicio que se ofrece a los pacientes.
De esta forma, la clave a la hora de garantizar la seguridad hospitalaria se encuentra en la prevención, en el analizar y evaluar las posibles vulnerabilidades para después prevenirlas o intentar solventarlas para minimizar los riesgos. En concreto, con frecuencia dos son los factores que más se emplean a la hora de medir los posibles riesgos: el impacto que pueda tener si sucede y la probabilidad de que ocurra.
A la vez, es fundamental que la seguridad hospitalaria se erija como un pilar básico de la política interna de toda la institución de salud, diferenciando para su consecución tres ejes de acción:
- Seguridad interna y externa por posible violencia.
- Seguridad del paciente.
- Gestión integral de los riesgos de desastres y emergencias.
Ocupan también un papel relevante dentro de la seguridad hospitalaria los servicios de seguridad privada del propio hospital, que protegen las instalaciones, y no solo en el acceso o salidas del mismo.
En última instancia, cabe recordar que la seguridad hospitalaria y la prevención de riesgos debe ser primordial en los pacientes indefensos, es decir, en los pacientes neonatales o pediátricos.
Así con todo, la seguridad hospitalaria está garantizada cuando los servicios de salud funcionan con total capacidad, son accesibles y pueden ofrecer los servicios esenciales cuando más se necesitan, por ejemplo, tras un desastre, emergencia o durante una pandemia. Al mismo tiempo, cuentan con profesionales capacitados para afrontar los riesgos y mantener la asistencia sin mermar la seguridad clínica del paciente.