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El síndrome del impostor, causas y síntomas de esta incapacidad de asumir el propio éxito

El síndrome del impostor puede acarrear consecuencias negativas para quien lo padece si no se trata correctamente con alguna terapia psicológica.

El síndrome del impostor se trata de un fenómeno en el que la persona se ve atrapada en un ciclo negativo
El síndrome del impostor puede asociarse con sentimientos de ansiedad y depresión.

Sentir inseguridad al realizar una actividad nueva es habitual. Con el tiempo, a medida que la vamos normalizando y aprendemos de los errores que cometemos, adquirimos más seguridad. Sin embargo, esto no es lo que le sucede a una persona con el síndrome del impostor.

Este síndrome desencadena en varias consecuencias que deberían ser tratadas por un psicólogo formado con un Máster en Psicología General Sanitaria. Sólo este profesional dispone de varias terapias para tratar este síndrome, como podrían ser la psicoterapia breve o la de larga duración, con tal de buscar el origen de este trastorno.

Máster Universitario en Psicología General Sanitaria

¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor se trata de un fenómeno en el que la persona se ve atrapada en un ciclo negativo de pensamientos y emociones sobre sus propias capacidades. No puede asumir que su éxito se debe a sí mismo o a su inteligencia y, por lo contrario, piensa que no se merece un determinado logro o que ha sido gracias a un golpe de suerte o a factores externos. Está convencido de que es un fraude y no merece los cumplidos recibidos.

En la actualidad, este síndrome ha ido acrecentándose especialmente por la influencia de las redes sociales. Algunos de estos factores que contribuyen a la prevalencia de este fenómeno y a intensificar los sentimientos de insuficiencia o fraude son:

  • La constante comparación con vidas de otras personas aparentemente perfectas.
  • La existencia de ambientes laborales más competitivos y de alta exigencia.
  • La presión social para tener éxito.
  • Las expectativas de lograr la excelencia desde edades cada vez más tempranas.

Si bien, aunque el síndrome del impostor no sea exclusivo de las mujeres, es más prevalente en ellas (tal como recogen diferentes estudios) debido a la falta de representación en las empresas y a factores socioculturales y de género que afectan a su autoperfección como personas válidas y aptas para el desarrollo de puestos intermedios o de alta dirección.

Las tipologías de síndrome del impostor

Según Valerie Young, una experta en el síndrome del impostor y creadora del programa Rethinking Impostor Syndrome (Repensando el Síndrome del Impostor), existen cinco tipos distintos de personas que experimentan este fenómeno:

  • El perfeccionista: este tipo de persona asocia su valor personal con la perfección. Fijan metas extremadamente altas y, al no alcanzarlas, sufren de fuertes dudas sobre sus habilidades. Necesitan hacerlo todo por sí mismos para sentir que están a la altura.
  • El experto: creen que han engañado a quienes los contrataron y temen ser descubiertos como incompetentes. Sienten que nunca saben lo suficiente y viven con el miedo constante de ser expuestos.
  • El sobrehumano: se esfuerzan al máximo para estar al nivel de los demás, presionándose a sí mismos para trabajar duramente. Este exceso de trabajo puede llevar a problemas de salud mental y dificultades en sus relaciones personales.
  • El individualista: evitan pedir ayuda porque creen que hacerlo revela sus debilidades. Prefieren lidiar con todo por su cuenta para demostrar su valía y capacidad.
  • El genio natural: miden su éxito por la facilidad con la que realizan las tareas. Piensan que si tienen que esforzarse mucho en algo, es porque no son buenos en ello. Se frustran si no pueden hacer algo perfectamente y rápidamente desde el principio.

Estos perfiles ayudan a entender mejor cómo se manifiesta el síndrome del impostor y cómo afecta a diferentes individuos de diversas maneras.

Síndrome del impostor, mujer reflejando su rostro en un espejo roto

Las causas del síndrome del impostor

Las causas del síndrome del impostor más habituales son:

  • Factores familiares: la dinámica familiar en la infancia y el historial académico, como por ejemplo en el caso de padres que presionan demasiado a sus hijos para que saquen buenas notas. También influye el haber tenido progenitores excesivamente críticos o que comparan a sus hijos con otros, lo que puede sembrar dudas sobre la autoeficacia.
  • Factores sociales y culturales: las altas expectativas y la presión social por el éxito pueden provocar que las personas sientan que nunca son lo suficientemente buenas, independientemente de sus logros.
    En esta línea, están los estereotipos de género, la falta de representación femenina en ciertos campos o los mensajes recibidos sobre el éxito en los hombres y el fracaso en las mujeres, mediante los cuales las mujeres pueden experimentar el síndrome del impostor con más frecuencia porque sienten que no son competentes o válidas.
  • Perfeccionismo: las personas perfeccionistas son más propensas a experimentar este síndrome, ya que se fijan estándares extremadamente altos y se critican severamente por no cumplirlos.
  • Las altas expectativas y la autoexigencia: los afectados pueden sentir que deben esforzarse continuamente para demostrar su valía.
  • La baja autoestima.
  • La falta de seguridad personal.
  • La pérdida de confianza en uno mismo.

Estos factores no actúan de manera aislada, sino que a menudo se combinan, aumentando la probabilidad de que una persona desarrolle el síndrome del impostor.

¿Cuáles son los síntomas del síndrome del impostor?

Aunque no se trata de un trastorno como tal, existe una sintomatología por la que regirse para diagnosticar un posible síndrome del impostor. Las consecuencias de este síndrome pueden llegar a ser depresión, ansiedad, insatisfacción o desmotivación. Todas ellas deberán ser tratadas por un psicólogo, con el objetivo de no desarrollar problemas de autoestima y sentimientos negativos, que causen malestar y afecten a la salud mental de la persona afectada.

Las manifestaciones observadas son variadas en los casos tratados de personas con síndrome del impostor. Síntomas estudiados más frecuentes:

  • Creencia de no merecer los logros obtenidos. Piensan que no son justos o que se han obtenido gracias a un golpe de suerte o a factores externos, en lugar de reconocer sus capacidades.
  • Insatisfacción permanente. Sienten que deben mejorar continuamente, lo que lleva a una falta de satisfacción con sus propios éxitos y habilidades.
  • Desconfianza hacia sus propias capacidades. La persona con este síndrome tiene una inseguridad constante sobre sus propias habilidades y logros.
  • Temor constante a ser percibido como un fraude por sus logros. Se vive con el miedo a que descubran esa mediocridad o la ausencia de valía.
  • Desmotivación por falta de confianza en sí mismo. Esta inseguridad puede llevar a evitar oportunidades por miedo a fracasar.
  • Expectativas de fracaso ante cualquier situación. Necesidad de alcanzar estándares muy altos y se autocritica de manera severa al no lograrlos.
  • Sentimientos de tristeza y desesperanza. Estas emociones surgen de la constante auto-duda y la creencia de no ser suficientemente bueno, lo que genera un estado emocional negativo persistente.
  • Ansiedad y depresión. Estos trastornos se deben al miedo continuo a ser descubierto y a la presión de mantener estándares inalcanzables.

Mediante el tratamiento del síndrome del impostor se pretende que la persona se conozca más a sí misma

Aprender a superar el síndrome del impostor

El síndrome del impostor puede asociarse con sentimientos de ansiedad y depresión, dado que las situaciones de éxito nunca llegan a ser satisfactorias y esto provoca sentimiento constante de malestar y problemas de autoestima. Otras consecuencias son el sentimiento de culpabilidad por los logros obtenidos, la incapacidad de disfrutar de los éxitos y el miedo a que descubran que sus éxitos no se deben a ellos mismos.

Mediante el tratamiento del síndrome del impostor se pretende que la persona se conozca más a sí misma, tanto sus capacidades como sus limitaciones, que reconozca sus éxitos y que no los minimice.

Otros aspectos que deberá trabajar el psicólogo son el sentimiento de insatisfacción y desmotivación, el miedo al fracaso y la dificultad para manejar sus emociones, lo cual puede derivar en la procrastinación (dejan las tareas para más tarde y así evitan el fracaso).

Estas son algunas de las estrategias psicológicas más útiles para combatir este fenómeno:

  • Mindfulness: fomentar la atención plena para aceptar los pensamientos y sentimientos sin juzgarlos.
  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): esta psicoterapia es clave para identificar y superar pensamientos negativos y distorsionados de autopercepción.
  • Reconocimiento y autovalidación: ayudar al paciente a reconocer y validar sus sentimientos y contrastarlos con evidencias objetivas de logros, capacidades y habilidades.
  • Compartir experiencias: motivar a la persona para que hable sobre estos sentimientos con amigos, entornos cercanos, mentores o personas que estén afrontando el mismo problema puede ayudar a normalizar y reducir poco a poco el impacto y síntomas del síndrome.
  • Moderar la autocrítica: hacer al paciente revisar las opiniones negativas que tiene sobre sí mismo y compararlas con valoraciones externas y objetivas más equilibradas. Esta técnica facilita que desaparezca la autoimagen inexacta de insuficiencia y fraude
  • Aceptar elogios: apoyar a la persona para que acepte elogios sin minimizarlos, reconozca sus méritos y escuche críticas constructivas de manera objetiva. Esto puede desarrollar una visión más realista y positiva de la valía y habilidades de cada uno.
  • Practicar la autocompasión: promover una actitud amable en momentos de fracaso o dificultad, en lugar de recurrir a la autocrítica.

En definitiva, la implementación de estas prácticas es muy útil porque ayuda a las personas a reconocer y superar los pensamientos, emociones y sentimientos asociados con el síndrome del impostor, mejorando su bienestar emocional y profesional.

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