UNIR Revista
El sobrediagnóstico supone que los pacientes reciban un sobretratamiento o tratamiento innecesario que les puede acarrear daños en su salud, aparte de un malgasto de los recursos sanitarios.
Cuando una persona acude a la consulta de un médico, espera que este le atienda correctamente y le ayude a solucionar sus problemas de salud. Para ello, muchas veces el facultativo ve necesaria la realización de una serie de pruebas con las que corroborar sus sospechas y lograr así el diagnóstico más certero posible. Pero no siempre estos procesos están bien orientados, dando lugar a lo que se conoce como sobrediagnóstico, con la consecuente puesta en marcha de tratamientos que resultan innecesarios, entre otras implicaciones para el paciente.
Se entiende como sobrediagnóstico aquel diagnóstico que es innecesario, es decir, no nos encontramos ante un falso positivo de una prueba o un error de valoración, sino que se trata de un diagnóstico que puede ser correcto, pero cuyas implicaciones no van a favorecer un buen pronóstico para el paciente.
En estos casos, las personas son diagnosticadas de patologías que nunca les producirán la muerte o síntomas, con los consecuentes tratamientos inapropiados para la situación, aparte de generarles preocupaciones, tanto a nivel psicológico como en su esfera social.
En concreto, fue en 2011, en el libro Overdiagnosed: Making People Sick in the Pursuit of Health, cuando el concepto de sobrediagnóstico se describió por primera vez en una publicación científica, y relacionado con el cribado de cáncer, un campo en el que suele ser bastante frecuente.
Implicaciones del sobrediagnóstico
Hoy en día, con los últimos avances científicos, el ansia por diagnosticar y prevenir enfermedades, clasificar una serie de síntomas o ante la puesta en marcha de numerosos programas de cribado de diversas enfermedades, se ha acentuado los sobrediagnósticos. Hay que tener siempre presente que estos no son inocuos porque convierten a muchas personas sanas y asintomáticas en enfermos sin serlo, al diagnosticarles una enfermedad que no padecen o no les acarreará problemas futuros y que nunca les conducirá a la muerte.
Además, el sobrediagnóstico implica la puesta en marcha de tratamientos totalmente innecesarios para los pacientes, que superan los riesgos más que los beneficios, y que pueden mermar su salud, al mismo tiempo que suponen el malgasto de recursos sanitarios que de otra manera no serían necesarios.
Consideraciones
Según el estudio “Sobrediagnóstico, cuando las personas reciben un diagnóstico que no necesitan”, publicado en 2016 en la revista científica Atención Primaria, de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), el sobrediagnóstico puede realizarse sobre cualquier tipo de enfermedad, si bien sus implicaciones suelen ser más catastróficas en el cáncer.
En este sentido, sus autores, Remedios Martín Álvarez y Salvador Tranche Iparraguirre, consideran que es “necesaria la reflexión, ya iniciada hace un tiempo, sobre los programas de cribado de algunos cánceres en estadios precoces, que nunca ocasionarán síntomas, ni la muerte del paciente; o bien sobre las pruebas diagnósticas, cada vez más sensibles, que identifican anormalidades tan mínimas que permanecerán benignas.
De acuerdo con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, entre las principales causas de la iatrogenia—es decir, aquellos daños que puedan producirse sobre la salud de los pacientes derivados de la práctica médica y sanitaria—resalta el uso excesivo de los servicios asistenciales con el sobrediagnóstico y el sobretratamiento consecuente.
Por otro lado, no hay que confundir el sobrediagnóstico con los falsos positivos en las pruebas, dos conceptos totalmente diferenciables, dado que en las personas sobrediagnosticadas sí se les ofrece un tratamiento, a pesar de que no lo necesitan, mientras que en los casos de falsos positivos las personas están enfermas pero no son tratadas.
Desde hace ya unos años, diversas iniciativas a nivel mundial trabajan en este sentido, como sociedades científicas norteamericanas, y promovieron una reorientación del modelo de atención al paciente. Basado en el concepto de medicina basada en la evidencia, con el fin de centrarse en prácticas de alto valor, reduciendo aquellas intervenciones sanitarias innecesarias, que no fueran efectivas o de dudosa coste-efectividad, dentro de un proyecto denominado “Choosing Wisely” (Elegir con Prudencia).
En esta iniciativa, ya extendida a otras muchas sociedades científicas, también españolas, se realizan recomendaciones sobre muchas pruebas o tratamientos sanitarios realmente improcedentes en el día a día de los profesionales.
También encontramos, por ejemplo, “Too Much Medicine”, el proyecto de la prestigiosa British Medical Journal cuyo objetivo es alertar de los riesgos del sobrediagnóstico y ofrecer alternativas, y que ha sido promovida por investigadores, políticos y pacientes.
Por ello, es necesario reducir las situaciones de sobrediagnóstico y de sobretratamiento para mejorar la práctica clínica y ratificar esa seguridad clínica del paciente, sin dejar de cuidar la salud de las personas que están realmente enfermas. Los sobrediagnósticos influyen de una manera y otra en los pacientes, pudiendo llegar a cambiar su vida. Para evitarlos, por tanto, es indispensable la formación del profesional sanitario con postgrados como el Máster en Seguridad del Paciente que ofrece UNIR en modalidad 100% online.