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La talasemia minor es una patología hereditaria sin apenas síntomas que afecta a la sangre. Quienes la padecen llevan una vida normal y el deporte ayuda a controlar la enfermedad.
Mantener un estilo de vida saludable es fundamental para todos, incluidas las personas con talasemia, un trastorno genético hereditario que afecta a la sangre. Es más, el deporte representa una baza a la hora de controlar esta patología, que tiene diferentes grados o formas. Así, talasemia minor y deporte son totalmente compatibles. Zinedine Zidane o Pete Sampras son ejemplos de ello: padecen talasemia minor y han llegado lejos en el mundo del deporte.
Precisamente, según defienden los CDC de Estados Unidos, entre las decisiones saludables que debería considerar una persona con talasemia se enmarca el hacer ejercicio, mantenerse al día con las vacunas, forjar relaciones positivas o el comer alimentos saludables.
¿Qué es la talasemia minor?
La talasemia minor o rasgo talasémico es una enfermedad rara de la sangre. En concreto, es una forma leve de otra patología más grave denominada talasemia. Las talasemias son un grupo heterogéneo de anemias hipocrómicas hereditarias, caracterizadas por glóbulos rojos pálidos y por una baja concentración de hemoglobina.
Este trastorno genético provoca una producción anormal de hemoglobina, la proteína que se encuentra en los glóbulos rojos de la sangre, encargada de transportar el oxígeno y que pueden ser de gravedad variable, tal y como se ha mencionado. Esta conlleva la destrucción de grandes cantidades de glóbulos rojos, por lo que en estos pacientes la anemia suele ser frecuente.
Un trastorno genético
Se trata de un trastorno genético que los hijos heredan del padre o de la madre (o de ambos), al ser portadores del gen alterado. En el caso de que ambos progenitores sean portadores tiene lugar la forma más grave de talasemia o talasemia mayor. Si solo se hereda de uno surge la talasemia minor.
Se diagnostica mediante un análisis de sangre y en casi todas las ocasiones es un hallazgo casual, ya que generalmente la mayor parte de los menores con talasemia minor no presentan síntomas y pueden desempeñar una vida normal. De hecho, son muchos los que desconocen que padecen la enfermedad y esta pasa desapercibida a lo largo de su vida. Por ello, y al ser asintomáticos, esta alteración genética se puede transmitir de generación en generación sin ser consciente de ello.
Mientras, con las talasemias mayores, los menores pueden empezar a presentar síntomas desde los seis meses de edad. En estas formas más graves de la enfermedad los pacientes requieren de tratamientos transfusionales y, en algunos casos, pueden estar indicados también la extirpación del bazo o esplenectomía, los quelantes de hierro o, incluso, el trasplante de médula ósea. Sus síntomas engloban desde la dificultad para respirar hasta la apariencia pálida, la ictericia, la hinchazón abdominal o la fatiga y debilidad.
Esta enfermedad, en las formas leves, no suele precisar ningún tipo de tratamiento. Además, es frecuente que las formas menores o talasemia minor se confundan con anemias ferropénicas (anemia por falta de hierro), cuando lo que hay detrás es un defecto hereditario y congénito de la hemoglobina y no un déficit de hierro.
Por ello, un niño con rasgo talasémico o talasemia minor puede llevar una vida completamente normal. En estos casos solo es recomendable hacer un seguimiento periódico por parte del médico para comprobar que no hay anemia. En cambio, en la talasemia mayor no se aconseja el deporte de competición, ni los deportes de contacto o las actividades de gran altitud; sí una actividad física suave como andar en bicicleta, correr, nadar o caminar.
Beneficios del deporte en la talasemia
En definitiva, el deporte es uno de los pilares básicos de un estilo de vida saludable aconsejable para todo el mundo y que ayuda a lograr un mejor estado de salud. Aunque algunas personas con talasemia pueden tener dificultades a la hora de realizar determinados deportes —sobre todo con talasemia mayor— las personas con rasgo talasémico pueden participar de cualquier actividad física o deporte, salvo contadas excepciones.
En el caso concreto de los menores con talasemia minor, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria recuerda que el deporte, además, está indicado en estos casos para que los pequeños fortalezcan su masa ósea.
Detectar la talasemia a tiempo puede ser fundamental a la hora de controlar a estos pacientes y ver cuáles son los ejercicios que más se adaptan a sus necesidades, por lo que la formación del profesional sanitario con posgrados como el Máster en Hematología y Oncología Pediátrica de UNIR es clave frente a esta enfermedad.