UNIR Revista
La COVID-19 ha incrementado la demanda de especialistas en salud mental. Conoce las técnicas de psicoterapia conductual a tu disposición y cómo aplicarlas para sacar el mejor rendimiento de tus pacientes.
La crisis de la COVID-19 ha disparado los cuadros de ansiedad, miedo, depresión, estrés, alteraciones del sueño, entre otros, y ha provocado que los ciudadanos acudan en mayor medida a profesionales de la salud mental en busca de técnicas de psicoterapia conductual que les permitan superar estos trastornos.
Este tipo de terapias proceden de la corriente conductista, que centra su atención en la conducta humana y profundiza en los mecanismos subyacentes. En este sentido, para esta teoría, cualquier comportamiento está determinado por experiencias anteriores. De ahí que, por ejemplo, un niño al que le ha picado una avispa tienda a huir del insecto en las siguientes ocasiones.
Por esta razón, las técnicas de psicoterapia conductual utilizan la acción para reforzar los comportamientos deseables y eliminar los desadaptativos. Es decir, para aplicar estas estrategias, los profesionales emplean el mismo proceso que lleva a una persona a adquirir un determinado comportamiento, pero orientándolo hacia la mejora del bienestar del paciente. Siguiendo el ejemplo anterior, si ese niño comprueba que, si no molesta a la avispa, esta no le picará, evitará desarrollar una fobia al insecto.
Entonces, el conductismo se focaliza en que el paciente logre un cambio de conducta, no en que consiga comprender su comportamiento. Esto es lo que diferencia a esta corriente de la psicoterapia cognitiva, donde la atención se fija en las cogniciones que acompañan a la conducta y se persigue que el sujeto perciba, piense y evalúe su comportamiento y que, a partir de este autoconocimiento, actúe bajo patrones de comportamiento más adecuados.
Aunque fueron desarrolladas en la primera mitad del siglo XX, actualmente, las técnicas de psicoterapia conductual siguen en plena vigencia. ¿Cuáles son las más usadas hoy en día? Para responder a esta pregunta, debemos clasificarlas de acuerdo con dos modelos:
Condicionamiento clásico
¿Te acuerdas del perro de Pávlov que salivaba al encender una luz, ya que sabía por su experiencia que tras este acto le traían comida? Esta es la base de esta modalidad de técnicas de psicoterapia conductual, donde el cambio de comportamiento se produce a partir de la asociación entre diferentes estímulos. Dentro de este grupo, se pueden emplear las siguientes terapias:
Desensibilización sistemática
Creada por Joseph Wolfe para tratar las fobias, consiste en exponer al individuo a una simulación de los factores que le generan miedo o ansiedad de forma paulatina. Mientras tanto, se le facilitan técnicas de relajación para que pueda ir superando las diferentes fases con calma y control.
Exposición
Igual que en el caso anterior, se trata, como su nombre indica, de exponer al individuo a sus fobias de forma progresiva, pero en un entorno real. Primero, debe enfrentarse al problema durante unos segundos y, poco a poco y mediante técnicas de relajación, se va aumentando la exposición hasta que consigue dominar su reacción.
Inundación
Es una terapia de choque donde se somete al paciente a la situación que le provoca ansiedad durante al menos 20 o 30 minutos, siempre bajo la supervisión de un profesional. El objetivo es que la persona tenga el tiempo suficiente para tranquilizarse en un entorno traumático para él y que compruebe por sí mismo que no ocurre nada, para que así deje de asociar esas circunstancias con una respuesta negativa.
Técnicas aversivas
El cambio de comportamiento se lleva a cabo vinculando la conducta que se desea modificar con un estímulo negativo. Un ejemplo que puede ilustrar esta terapia son ciertos medicamentos contra el alcoholismo que inducen el vómito al beber, haciendo que quien los toma prefiera evitar el alcohol, antes que sufrir esa reacción aversiva.
Condicionamiento operante
La conducta es moldeada por la existencia de un castigo (para evitar comportamientos negativos) o una recompensa (para promover acciones positivas). ¿Qué técnicas debes conocer en este segundo grupo?
Economía de fichas
Formulada por Ayllon y Azrin, esta estrategia se construye sobre un sistema de fichas o puntos. De este modo, cuando la persona realiza la conducta deseada, se le entrega una ficha como premio por su actitud. En cambio, si no lo consigue o pone en práctica malos comportamientos, no se le da la ficha o se le retira alguna. Esta es una de las técnicas que se enseñan en el Máster en Psicología Infanto-Juvenil online de UNIR, para que los menores aprendan a asumir responsabilidades (vestirse, bañarse, hacer la cama, recoger la habitación…).
Modelado
Está especialmente indicada para mejorar las habilidades sociales, interpersonales y de comunicación. Esta psicoterapia consiste en que el paciente repite o copie el comportamiento de un modelo, ya que parte de la idea de que el aprendizaje no solo se consigue por experiencia directa, sino también por imitación.
Manejo de contingencias
Cuando se dan problemas escolares, crisis de pareja o trastornos de conducta alimentaria, se suele utilizar el contrato de contingencia. Para aplicarlo, es necesario elaborar un acuerdo entre terapeuta y paciente: cuando el segundo realice conductas apropiadas recibirá recompensas y, en caso contrario, recibirá castigos. En este contrato también se indica cuál será el castigo y la recompensa, y en qué situaciones se considerará un comportamiento adecuado y en cuáles no.
¿Son eficaces estas herramientas conductuales?
La aparición de la perspectiva cognitiva provocó cierto rechazo hacia las técnicas de psicoterapia conductual durante la década de los años 60 y 70. Sin embargo, las investigaciones en la materia han puesto de manifiesto la eficacia de estas estrategias en la consecución del cambio del comportamiento humano.
Hoy en día, existe consenso de la comunidad científica y un amplio respaldo empírico a la corriente conductista, especialmente en modificaciones de conductas puntuales, como fobias, cuadros de ansiedad, trastornos obsesivos-compulsivos o desórdenes de interacción social.
De hecho, si tienes que abordar problemas de comportamiento específicos, las terapias de psicoterapia conductual te resultarán más efectivas que otros enfoques. Eso sí, esto no significa que no puedas reforzar tu labor con terapias cognitivas para aumentar el impacto de la intervención.
De ahí la importancia de que los profesionales de la psicología dominen diferentes herramientas que les permitan dar la mejor atención a cada persona, en función de sus necesidades y circunstancias. Para ello, si quieres dedicarte a este sector, debes mantener una formación constante que te permita adquirir nuevas habilidades blandas y conocer tanto las técnicas de psicoterapia conductual o cognitiva tradicionales como las Terapias de Tercera Generación. Recuerda que, cuanto más capacitado estés, más podrás ayudar a tus pacientes.
Un tercio de las personas adultas reporta niveles de angustia, porcentaje que se eleva al 50 % en el caso de los jóvenes. Incluso un 30 % de la población asegura que ha sufrido ataques de pánico durante el confinamiento a raíz de la pandemia del COVID-19, según datos de la Confederación de Salud Mental de España.
Como consecuencia, el interés por los estudios en Psicología no ha dejado de crecer. En este sentido, el Grado en Psicología se erige como la tercera carrera más demandada por los universitarios españoles, detrás de Derecho y de Administración de Empresas, según las últimas cifras de preinscripción del Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU) del Ministerio de Universidades.