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La terapia de reminiscencia ayuda a la persona a trabajar la memoria episódica, la identidad de la persona y mejora la autoestima a partir de recuerdos y experiencias emocionales.
Una de las terapias más utilizadas en el marco de la gerontología es la terapia de reminiscencia. Esta técnica de estimulación cognitiva consiste en evocar los recuerdos y sucesos del pasado e integrarlos en el presente, utilizando los recuerdos y las emociones con la finalidad de mejorar la calidad de vida de las personas. Para este tipo de terapias, donde se usa la reminiscencia, es necesario tener intacta la memoria autobiográfica para poder recordar determinados eventos de la vida.
El método que se usa en la terapia de reminiscencia es mostrar a la persona un material, vinculado a su propia experiencia o hechos históricos, pudiendo ser visual —fotografías, vídeos, libros o recortes de periódicos—, auditivo —canciones o grabaciones—, olfativo, gustativo y táctil.
El objetivo principal de la terapia de reminiscencia será promover una revisión de la vida de la persona, donde se podrán resolver conflictos personales no resueltos y alcanzar una paz interior, otros objetivos pueden ser:
- Promover la experiencia emocional de cada recuerdo y trabajar diferentes funciones cognitivas como el lenguaje espontáneo y expresivo y la atención.
- Lograr que la persona conecte con aquello que vivió, permitiendo reconstruir y dignificar su persona.
- Preservar y reforzar la identidad personal.
- Trabajar la memoria episódica y autobiográfica (recuerdos personales), y semántica (conocimiento sobre datos históricos relevantes).
Beneficios de la terapia de reminiscencia
Esta terapia aporta una serie de beneficios tanto sociales como psicológicos para las personas de la tercera edad, siendo la recuperación de los recuerdos autobiográficos fundamentales para desarrollar y encontrar el sentido de continuidad de su vida. También ayudará a la persona a conectar consigo misma y con las personas de su alrededor.
Algunos de otros beneficios son:
- La terapia de reminiscencia ayuda a fortalecer la identidad de la persona.
- Ayuda a gestionar duelos, conflictos no resueltos y emociones negativas
- Incrementa la sensación de bienestar, mejorando la autoestima y la calidad de vida de la persona mayor.
- Mejora la adaptación al presente.
- Aumento de las relaciones interpersonales y relaciones familiares.
- Mejorar o enlentecer el deterioro cognitivo al mejorar la función cognitiva y la calidad de vida.
- Reducir los síntomas depresivos en las personas mayores.
Los papeles del psicólogo y el neuropsicólogo en la terapia de reminiscencia
Esta terapia parece sencilla de aplicar, pero es muy importante que la realice un profesional que haya superado con éxito el Grado en Psicología, ya que este deberá acompañar a la persona en todo momento durante la realización de la terapia, ayudándole a evocar el recuerdo, a integrar frustraciones y logros. El psicólogo deberá dar soporte a la persona que realiza la terapia para ayudarle a encarar los efectos negativos que pueda tener la realización de esta terapia, como las emociones negativas, frustraciones y la revivencia de la amargura que puede conducir a la desesperación de la persona.
Por otra parte, el neuropsicólogo, formado con un Máster en neuropsicología clínica, acompañará a la persona con demencia en la estimulación de las funciones cognitivas, como son la memoria episódica y semántica, ayudándole a comprender las instrucciones y en la recuperación de los recuerdos.
Algunos ejercicios serán narrar lo que ocurría en la fotografía evocando los recuerdos, realizar una caja de recuerdos con objetos personales, elaborar un libro de memoria o álbum fotográfico con las vivencias más importantes o recordar historias relevantes de su época mediante recortes del periódico.
Es muy importante formarse adecuadamente para realizar la terapia de reminiscencia, ya que, aunque puede resultar fácil de hacer, esta puede tener efectos negativos en la persona (al revivir, por ejemplo, experiencias pasadas). Por lo tanto, el trabajo de un psicólogo que acompañe a la persona y atienda las emociones que surjan durante la realización de la terapia es crucial. De este modo, se trabajarán el afecto y las habilidades de afrontamiento. Aparte del psicólogo, el neuropsicólogo se encargará de realizar una rehabilitación de las funciones cognitivas que se encuentren alteradas.