Ángel Fernández Sánchez
La teoría del apego (TA) está teniendo muy buena acogida y repercusión en contextos terapéuticos debido a que aporta un mejor entendimiento del desarrollo psicopatológico.
En las últimas décadas, la teoría del apego (TA) está teniendo muy buena acogida y repercusión en contextos terapéuticos. El éxito de este tipo de abordaje radica, entre otras cosas, en un mejor entendimiento del desarrollo psicopatológico, así como en la necesidad de establecer relaciones terapéuticas más reales y sinceras.
Esta teoría nos propone que, según hayan sido nuestros contextos afectivos en la primera infancia, estaremos más o menos preparados para las vicisitudes y acontecimientos vitales. Es una teoría que habla de desarrollo neuropsicológico, de la necesidad de cuidado, de necesidades afectivas, de dependencia emocional, del impacto del trauma y de psicopatología.
Origen de la teoría del apego
Desde una perspectiva histórica, podemos dividir la teoría del apego en dos etapas diferenciadas:
- Mediados del siglo XX: Bowlby y M. Ainsworth aportaron los conceptos básicos para entender la relación que se establece entre un bebé y su cuidador principal. Bowlby consigue distinguir dos tipos de apegos: los seguros y los inseguros ansiosos. Es a través de M. Ainsworth y sus investigaciones, cuando se comienzan a diferenciar tipos más específicos de apegos ansiosos: ambivalentes y evitativos.
- Finales del siglo XX: Salomon y Main consiguen categorizar un nuevo patrón de relación que concuerda con los estudios de Ainsworth: el apego.
Los estilos de apego vendrían a definir el resultado de las relaciones que se establecen entre los cuidadores y los bebés. Estos estilos quedarían más o menos establecidos y generarían en el bebé (y más tarde en el adulto en que se convertirá) una manera de poder regularse ante un acontecimiento estresante. En este sentido, la conducta de apego se activaría cada vez que necesitamos regularnos psico-emocionalmente.
Galán A. (2010) establece que estos patrones o estilos de apego tienen un carácter dinámico y contextual, por lo que deberíamos considerarlo como una estrategia de adaptación más que como una característica del individuo.
Terapias basadas en esta teoría
Las terapias basadas en el apego intentan, a través de la relación terapeuta-paciente, establecer escenarios de apego seguro, donde el paciente descubre una nueva forma de estar, pensar y sentir el mundo, una nueva forma que en esencia faltó o se dio de manera escasa en sus primeras relaciones.
El paciente descubre modelos operativos más funcionales para poder explorar su repertorio emocional, poder tolerar cada vez más determinadas emociones y poder flexibilizar sus automatismos ante el estrés.
Se trabaja sobre:
- experiencias vinculares
- la capacidad del paciente de ejercer su propia regulación emocional
- motivaciones conscientes e inconscientes
- alianza terapéutica (vista como base segura)
Ejemplos de terapias basadas en la teoría del apego
Círculo de Seguridad Parental
Desde un punto de vista preventivo, encontramos el trabajo que realizan Hoffman, Cooper y Powell y su programa “Círculo de Seguridad Parental” (COSP).
El circulo de seguridad es, grosso modo, la distancia física y psicológica que el bebé necesita para actuar libremente, (y así poder desarrollar necesidades básicas para establecer relaciones afectivas seguras: necesidad de exploración, necesidad de conexión, por citar algunas).
La labor de la figura de protección es permitir que este círculo se dé. En este sentido la figura protectora tiene que DAR espacio (cuando el bebé lo necesita) ESTAR (cuando el bebé necesite de la figura de apego) y RECOGER (cuando el bebé necesite regresar a su lugar seguro).
Mentalización
En el trabajo con adultos, encontramos “La terapia basada en la Mentalización” de Fonagy y Bateman. El concepto de mentalización lo podemos definir como la capacidad que tienen los seres humanos para inferir e interpretar las conductas, sentimientos y acciones propias y de los otros. Esta terapia tiene una base muy marcada en la teoría del apego y en la regulación emocional.
Desde esta propuesta se llega a captar “la importancia que tiene la capacidad de la madre para pensar en su hijo en términos psicológicos. Se trata de la posibilidad de sostener en su propia mente una representación del niño como alguien que tiene sentimientos, deseos e intenciones propios; y será esta capacidad materna la que permita predecir el tipo de apego que tenga su hijo” (Galan A. 2010).
Se intenta hacer al paciente cada vez más consciente de estos procesos automáticos que han podido faltar en sus primeras relaciones afectivas y que han definido una manera de estar, sentir y pensar el mundo y sus relaciones. Es especialmente adecuada en el trabajo con pacientes con trastornos de personalidad, con trauma grave y con patrones disfuncionales de regulación emocional.
A modo de conclusión
El establecer una mirada terapéutica a través de la teoría del apego, se hace cada vez más necesaria. Entender la teoría del apego es entender la historia del paciente, la historia de sus padres y la historia de sus hijos.
Esta teoría cuenta con evidencias, bases epistemológicas y modelos teóricos suficientemente explicativos como para establecer un marco terapéutico adecuado que nos ayuda a poder explicar y trabajar con los pacientes de una manera más funcional y segura.
Trabajar el apego, es trabajar para poder estar en un mundo más sano, seguro y justo.
El apego es la cúspide de da regulación emocional diádica, la culminación de todo el desarrollo que hubo durante el primer año y un anuncio de la autorregulación que está por llegar (Alan Sroufe).
Bibliografía
- Sroufe, A. (2000) Desarrollo Emocional. México, D.F.: Oxford University Press. Capítulo 10: El Apego: La Regulación Diádica de la Emoción.
- Galan, A. (2010) El apego. Más allá de un concepto inspirador. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. vol.30 no.4 Madrid oct./dic. 2010
Ángel Fernández Sánchez es docente del área de Apego dentro de la asignatura de Trauma y EMDR del Máster de Psicoterapia en UNIR.
- Máster Universitario en Psicoterapia