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La creatividad, el autoconocimiento y la autorrealización cobran gran importancia dentro de las conocidas como terapias humanistas, las cuales se enmarcan dentro de la Psicología humanista.
Las terapias humanistas son un conjunto de terapias que nacen de la Psicología humanista y tienen como objetivo principal ayudar a los pacientes a que descubran sus fortalezas y puedan alcanzar la realización personal. Su trabajo se focaliza en el desarrollo de sentimientos de autoaceptación.
Hablamos de un conjunto de terapias en las que el terapeuta acompaña al paciente durante todo el proceso y le ofrece una red de apoyo, empatía y confianza. El origen de esta corriente se sitúa en la década de los 60 y se asocia con la figura del psicólogo Abraham Maslow, el célebre creador de la conocida pirámide de Maslow.
Sus fundamentos teóricos
Más allá de cuál sea el trastorno o problema que se quiera tratar, el modelo de intervención de las terapias humanistas pone su foco en el desarrollo personal. Sus fundamentos y acciones van encaminadas a conseguir que la persona tenga claro su significado vital. En esa línea, existen una serie de características comunes a este conjunto de terapias:
- Visión optimista y holística del ser humano: cada persona es un conjunto de elementos, tanto físicos como psíquicos, y se considera que las personas son inherentemente buenas.
- Foco en los factores sociales: el autoconocimiento y el desarrollo personal debe ir de la mano de la responsabilidad social.
- La importancia de lo subjetivo: en su proceso terapéutico, cobra mucha importancia el análisis de cómo los pacientes perciben e interpretan sus pensamientos internos.
- Concepción alternativa de la felicidad y el éxito: cada persona puede tener su propia forma de ser feliz y el proceso terapéutico ayuda a descubrirla. Se rompe con los criterios convencionales para definir la felicidad.
- Cada persona es el motor de su propio cambio: el terapeuta es importante dentro de las terapias humanistas, pero el gran motor del cambio es la propia persona, que tiene la capacidad suficiente para solucionar sus problemas.
¿Cuáles son las terapias humanistas?
Terapia Gestalt, terapia corporal, terapia sistémica, terapia centrada en el paciente, terapia de las necesidades humanas… Estas son algunas de las terapias humanistas más conocidas. Veamos sus características:
- Terapia Gestalt: la conciencia de uno mismo es la clave para conseguir el crecimiento y desarrollo personal. El “aquí y ahora” o, lo que es lo mismo, el momento presente es clave en su proceso terapéutico. El terapeuta ayuda a cada persona a observar sus pensamientos e identificar sus respuestas emocionales.
- Terapia sistémica: concibe a las personas dentro de un contexto social primario. De esa manera, considera que todas las conductas humanas son producto de nuestro entorno. Su proceso terapéutico se focaliza en la familia.
- Terapia corporal: “escuchar a nuestro cuerpo” es el gran precepto de esta terapia. Resulta muy importante reconocer la información que nuestro cuerpo nos facilita para poder analizar nuestra experiencia.
- Terapia centrada en el cliente: el psicólogo Carl Rogers fue el creador de este enfoque, que considera que todas las personas podemos alcanzar nuestro máximo potencial, pero existen determinadas vivencias que nos lo impiden. Durante el proceso terapéutico, el objetivo es conseguir que la persona conecte con sus recursos internos y redescubra su propio valor.
- Terapia de las necesidades humanas: su premisa es que todas las personas tienen una serie de necesidades básicas innatas. Los problemas psicológicos derivan de la no satisfacción de dichas necesidades. Su proceso terapéutico busca enseñarle al paciente cuáles son sus necesidades físicas y emocionales, y cómo satisfacerlas.
Explorar los sentimientos, profundizar en los pensamientos, analizar las pautas de relación, fomentar la autoconciencia y la actitud presente. Estas son algunas de las acciones clave dentro del proceso psicoterapéutico de las terapias humanistas.
Cabe destacar que la psicoterapia humanista se concibe como experiencial (está basada en la experiencia directa), experimental (es el resultado de la cooperación entre terapeuta y paciente) y existencial (pregunta por los valores y los objetivos de los pacientes). Todo ello se enmarca en un proceso intersubjetivo e interpersonal, en el que el terapeuta debe proporcionar apoyo al paciente y facilitarle los medios para la experimentación.
Al igual que en cualquier otra psicoterapia, los terapeutas deben contar con la formación base que proporciona el Grado en Psicología y características como la empatía, buena capacidad de conectar con los pacientes y, sobre todo, de incentivar su aceptación incondicional y la creencia en su valor personal.
Problemas de autoestima, ansiedad, depresión o problemas emocionales. Estas son algunas de las situaciones en las que las terapias humanistas resultan de mayor ayuda. Se trata de una corriente psicológica que puede adoptar diferentes enfoques, pero cuyo nexo común reside en la visión positiva de la persona a quien se acompaña en el camino hacia su realización personal.