UNIR Revista
La tasa de supervivencia del cáncer infantil está aumentando con el paso del tiempo gracias a factores como la investigación y el diagnóstico temprano.
Los pediatras formados en oncohematología son los principales especialistas que pueden trabajar con niños con cáncer. Esta patología está considerada poco frecuente, ya que actualmente se diagnostican una media de 1.100 nuevos casos en España en niños de 0 a 18 años. Sin embargo, el cáncer infantil es la primera causa de muerte por enfermedad en los menores hasta los 14 años, según datos del Registro Español de Tumores Infantiles.
Para poder tratar el cáncer infantil es fundamental detectarlo a tiempo, ya que los niños se encuentran en pleno desarrollo físico, pero también emocional. Una enfermedad de estas características puede condicionar su futuro como personas adultas, no solo a nivel de salud, sino también en el plano social o académico.
Por ello, es primordial contar con buenos profesionales sanitarios trabajando con niños con cáncer, no solo en el campo de la investigación —con la búsqueda de nuevos tratamientos más eficaces y menos tóxicos para los niños— sino también a la hora de detectar a tiempo esta enfermedad y tratarla correctamente. Además, cada niño es un mundo y en cada persona, como en cualquier otra enfermedad, los tratamientos deben ser siempre individualizados.
La figura principal es el pediatra especializado en oncohematología. Estos profesionales sanitarios tratan el cáncer infantil, pero también lo investigan, un campo en el que UNIR cuenta con el Máster en Oncología Pediátrica y Hematología, único título oficial en oncología y hematología pediátrica del mundo dedicado a esta especialidad, y cuyo objetivo es formar a médicos en la identificación de factores que favorecen el desarrollo de diferentes tipos de cáncer.
Por otro lado, cuando se da un caso de cáncer infantil, es recomendable el apoyo psicológico tanto a los familiares como a los propios enfermos a través de psicooncólogos (psicólogos especializados en este ámbito). Además, los terapeutas ocupacionales velan por el bienestar de los niños y el de sus familias, así como por su educación y seguimiento en el colegio.
Signos de alerta del cáncer infantil
La detección temprana es una de las claves principales para la superación de esta enfermedad, más especialmente en el caso del cáncer infantil; si bien esta detección no siempre es fácil, el papel observador de la familia es una cuestión primordial.
Entre los principales signos de alerta de cáncer infantil, de acuerdo con las principales sociedades científicas, se encontrarían: palidez, petequias, hematomas o sangrados; dolor de huesos generalizado; masas o inflamaciones localizadas sin dolor, sin fiebre ni otros signos de infección y que aumentan de tamaño de forma progresiva; pérdida de peso sin causa aparente; cambios evidentes en los ojos o alteraciones en la visión; inflamación a nivel abdominal; dolor de cabeza persistente o vómitos temprano por la mañana; dolor de huesos y articulaciones con hinchazón progresiva, sin signos de traumatismo.
Los tumores más frecuentes son las leucemias, en tres de cada diez casos (30 por ciento); y después aquellos referentes al sistema nervioso central (22 %) o los linfomas en el 12,9 % de los casos. La buena noticia es que la tasa de supervivencia a 5 años alcanza casi el 80 % de los pacientes, entre 0 y 14 años, según datos de la Sociedad Española de Oncohematología Pediátrica (SEHOP).
Ahora bien, alrededor del 30 % de la población que ha padecido cáncer infantil sufre efectos en el largo plazo, dependiendo del tratamiento que haya recibido y de las dosis administradas, según pone de manifiesto el documento Educar a un niño con cáncer, de la Federación Española de Padres de niños con cáncer.
El cáncer infantil supone un gran impacto en la vida de los menores enfermos y de sus familias. Los pacientes curados pueden tener secuelas de por vida. De ahí que la lucha contra el cáncer infantil se base en el diagnóstico temprano y en los tratamientos hoy en día disponibles.