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El trastorno ansioso depresivo es una mezcla entre depresión y ansiedad, sin que ninguna predomine de forma clara. Por eso, cuando se realice un tratamiento psicológico, este debe ser personalizado.
El trastorno ansioso depresivo se caracteriza por la presencia combinada de síntomas característicos tanto de la depresión como de la ansiedad. Sin embargo, no se encuentra una mayor repercusión de una condición por encima de la otra, y tampoco tienen la intensidad suficiente para poder diagnosticarse por separado.
Se han identificado varias causas para el trastorno ansioso depresivo, pero dos de las principales son las neuroendocrinas y la hiperactividad del sistema noradrenérgico.
Sintomatología del trastorno ansioso depresivo
A partir del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM V), se establece un criterio diagnóstico, cuya característica principal es un persistente y recurrente estado de ánimo disfórico de al menos un mes de duración, acompañado de síntomas como:
- Dificultades de concentración o de memoria, además de trastornos del sueño, fatiga o falta de energía.
- Irritabilidad.
- Hipervigilancia; atención constante ante posibles peligros.
- Llanto fácil, baja autoestima, desesperanza, pesimismo y sentimientos de inutilidad.
Este diagnóstico tan solo lo puede realizar un psicólogo que haya superado con éxito un Máster en Psicología General Sanitaria. Este deberá tener en cuenta las similitudes y las diferencias entre ansiedad y depresión, ya que comparten varios síntomas que rara vez se dan por separado.
Los elementos que comparten la depresión y la ansiedad son el afecto negativo, que provoca dolor emocional, irritabilidad, sensaciones de culpa y bajo estado de ánimo; una baja autoestima y un sentimiento de indefensión. Sin embargo, algo característico de la depresión es un bajo afecto positivo que produce anhedonia o falta de energía, y algo propio de la ansiedad es la hiperactivación.
En definitiva, según la OMS, el trastorno ansioso depresivo se diagnostica cuando la ansiedad y la depresión no son suficientemente graves como para realizar un diagnóstico por separado.
Tratamiento psicológico del trastorno ansioso depresivo
Como se ha podido ver, la ansiedad y la depresión tienen muchos puntos en común, pero también algunas diferencias. Por tanto, se trata de dos trastornos con características propias y eso dificulta el tratamiento.
Dicho tratamiento se deberá elaborar en base a la sintomatología y su gravedad. Asimismo, aunque suelen utilizarse abordajes terapéuticos de corto a largo plazo, las terapias más usadas para el trastorno ansioso depresivo son la terapia cognitivo-conductual y la psicoeducación.
- Terapia cognitivo-conductual: A partir de esta terapia realizada por un profesional formado con un Máster en Psicoterapia, se intenta que el paciente consiga reducir su nivel de activación fisiológica mediante técnicas como la relajación. Se trabaja la mejora del estado de ánimo del paciente, intentando que retome de manera gradual su nivel de actividad previo y animándole a que realice actividades placenteras y agradables.
- Psicoeducación: se le dan explicaciones al paciente sobre las características de la ansiedad y la depresión para que pueda llegar a normalizar sus experiencias. Se utiliza la reestructuración cognitiva para intentar modificar algunas creencias o pensamientos que puedan estar causando el trastorno ansioso depresivo, por medio de nuevos patrones de pensamiento más adaptativos.
Como se ha visto, tienen algunos aspectos en común y algunas diferencias, por lo que el tratamiento se realizará de manera individual y personalizada en función de los síntomas, de su gravedad y de cada persona en particular. No obstante, ya hemos visto que los tratamientos que mejor funcionan para este tipo de trastorno son la terapia cognitivo-conductual, acompañada de la psicoeducación.
