UNIR Revista
El trastorno específico del lenguaje comienza en la infancia, afecta a la adquisición del lenguaje y puede llegar a ser muy grave.
El trastorno específico del lenguaje (TEL) es un problema complejo, porque es difícil de diagnosticar y de tratar. Hablamos de un trastorno sobre el que ha existido mucho debate teórico acerca de sus diferentes definiciones y denominaciones y que, debido a su gran heterogeneidad, presenta varios subtipos.
Se trata de un trastorno de la comunicación con carácter grave y duradero. Afecta a la adquisición del lenguaje y el problema se mantiene en el tiempo, hasta llegar a dejar notables secuelas en la vida adulta. Aparece en niños con habilidades cognitivas normales y que no tienen ningún tipo de pérdida auditiva o discapacidad intelectual y, entre otras áreas, puede afectar al habla, la lectura y la escritura.
Otro de los grandes problemas vinculados al trastorno específico del lenguaje es que no se conoce cuál es su causa. La investigación sigue jugando un papel fundamental y, en los últimos años, algunos estudios han apuntado que el factor genético tiene mucha influencia.
¿Cuáles son sus síntomas?
Cada persona que presenta trastorno específico del lenguaje es un universo particular. Resulta un trastorno muy heterogéneo y puede manifestarse de múltiples maneras. No obstante, hay una serie de síntomas más habituales:
- La adquisición del lenguaje es lenta.
- El léxico suele ser escaso.
- Si la comprensión se ve afectada, el caso suele ser más grave.
Es importante tener en cuenta la edad y estar atentos a las señales que puedan indicar un retraso en la adquisición y el desarrollo del lenguaje. Así, por ejemplo, los niños con TEL en edad preescolar:
- Pueden tener dificultades para aprender nuevas palabras y conversar.
- Tardan más en agrupar las palabras en oraciones.
- Tienen problemas para seguir las instrucciones, porque no entienden lo que les dicen.
- Cometen errores gramaticales.
Sin embargo, esos problemas también pueden deberse a un aprendizaje más tardío del lenguaje. En el caso de los niños mayores y adultos con trastorno específico del lenguaje, se siguen encontrando síntomas como:
- Escaso uso de oraciones complejas.
- Problemas de lectura.
- Problemas para encontrar las palabras adecuadas.
- Errores gramaticales y escritura desorganizada.
¿Cómo se diagnostica el trastorno específico del lenguaje?
Una característica central de este trastorno es la persistencia en el tiempo, por lo que, antes de nada, deberán descartarse todos aquellos casos de hablantes tardíos.
Esta característica de la persistencia es uno de los muchos problemas para el diagnóstico, ya que los profesionales tardan mucho en poder afirmar que se encuentran ante un caso de trastorno específico del lenguaje. Las señales que apuntan a ello en una edad concreta pueden desaparecer más tarde. Por esta razón, se recomienda no realizar un diagnóstico de TEL antes de los cinco años de edad.
El desarrollo del lenguaje presenta unos márgenes de normalidad muy amplios. No obstante, se aconseja que, siempre que exista la sospecha de que algo va mal, se acuda a un profesional para que evalúe las habilidades lingüísticas del niño.
La evaluación variará según la edad del niño y los motivos por los que se realiza la consulta. La interacción, la observación, las entrevistas o la realización de pruebas estandarizadas serán algunas de las herramientas que facilitarán la información necesaria para el diagnóstico.
El abordaje terapéutico
Es muy importante que los profesionales tengan la formación necesaria para saber detectar a tiempo el Trastorno Específico del Lenguaje, como la que proporciona el Grado en Logopedia de UNIR. La intervención temprana ayuda a los niños a mejorar sus habilidades y, en esa línea, contar con conocimientos como logopeda puede ser un valor añadido. En concreto, les permite ampliar su comprensión, adquirir nuevas palabras y elementos gramaticales, y desarrollar habilidades de comunicación social.
En el caso de niños que están en edad escolar, el tratamiento pretende ayudarles en acciones como organizar mejor la información, seguir las instrucciones de los profesores, comprender el significado de las palabras y mejorar sus habilidades orales, lectoras y de escritura.
Por su parte, en la edad adulta, las acciones del tratamiento van encaminadas a mejorar el vocabulario técnico y las habilidades de escritura que puedan ser necesarias en el espacio de trabajo. Además, muchos adultos desarrollan sus propias estrategias para controlar los síntomas del trastorno específico del lenguaje, con una mejora considerable de su bienestar y calidad de vida.
No existen certezas acerca de la evolución de cada caso ni de los resultados del abordaje terapéutico. Eso sí, suele ser habitual que a menor levedad del trastorno, mayores mejoras se produzcan.
En conclusión, el trastorno específico del lenguaje es un trastorno del desarrollo cuyos primeros síntomas aparecen en la infancia. Su evolución variable lo convierte en un problema muy difícil de diagnosticar y de abordar. Aunque hay estudios que apuntan a causas genéticas, aún no está claro su origen y, por ello, es muy importante que se sigan realizando investigaciones que aporten más información sobre este trastorno.