UNIR Revista
La violencia mediática se manifiesta mediante contenidos en los medios que perpetúan estereotipos y discriminación. Abordarla desde la rigurosidad informativa es clave para evitar su práctica.
Entender, abordar e identificar los tipos de violencia que existen, como la violencia mediática, es crucial para permitir el avance social y eliminar conductas discriminatorias hacia las mujeres, niñas o adolescentes.
Los especialistas que se encargan de ayudar a personas que han sufrido violencia mediática son profesionales formados, por ejemplo, en el ámbito del derecho o la psicología. Al respecto, el Grado en Psicología online de UNIR forma a futuros psicólogos, cuya función es muy relevante en estos casos porque ayudan a la víctima a gestionar y solucionar las consecuencias de esta violencia.
Por su parte, el Máster en Psicología Forense online de UNIR capacita para elaborar informes periciales, donde se detalla el estado psicológico de la persona y que sirven como prueba en procesos judiciales.
¿Qué es la violencia mediática?
El diccionario panhispánico del español jurídico establece la siguiente definición: “La exposición de la mujer, niña o adolescente, a través de cualquier medio de difusión, que de manera directa o indirecta explote, discrimine, deshonre, humille o que atente contra su dignidad con fines económicos, sociales o de dominación”.
Es decir, la violencia mediática se ejerce contra la mujer, es un tipo de violencia de género que tiene lugar en medios de comunicación, redes sociales, internet y hasta en el cine.
En los medios se produce cuando se difunden mensajes, contenidos, noticias o imágenes que normalizan, trivializan, justifican e, incluso, promueven la violencia contra la mujer.
La violencia mediática puede aparecer:
- Explícitamente: se muestran imágenes de conductas agresivas o violencia física contra la mujer.
- Implícitamente: a través del lenguaje y el contenido, se refuerzan estereotipos, se fomenta el odio o la discriminación y el lenguaje sexista.
Características de la violencia mediática
- Refuerza estereotipos y prejuicios. Debido a que la información está sesgada, el mensaje que se transmite conforma opiniones e ideas desvirtuadas sobre la violencia de género y sobre la mujer.
- Proporciona información distorsionada. Su contenido es sesgado y su enfoque refleja una realidad manipulada en la que se normaliza la violencia, no se respeta a la víctima y el discurso lo marca el agresor.
- Lanza un mensaje enfocado a la violencia. Se prioriza el enfoque conflictivo, más que el riguroso.
- Usa lenguaje sensacionalista. El mensaje propio de la violencia mediática es poco cuidadoso, morboso y busca llamar la atención, en lugar de concienciar y educar a la población sobre los riesgos y peligros de este tipo de violencia de género.
¿De qué forma se produce violencia mediática?
- Tratamiento sensacionalista de la información. Se exageran las noticias, se distorsionan o se enfatizan aspectos de la información con el objetivo de llamar la atención, generar audiencia y aumentar ingresos mediante la publicidad.
- Enfoques poco rigurosos. La perspectiva desde la que se proyecta la noticia es un aspecto que, en ocasiones, genera violencia mediática porque se pone el foco en la víctima y no en el agresor, o se acompaña la información con imágenes intencionadas que promueven actitudes u opiniones machistas.
- Falta de valoraciones expertas. Al difundir la información se omite la opinión y el análisis de fuentes expertas, cuyo discurso evitaría incurrir en malas prácticas.
- Lenguaje sexista o sesgado, con el que se refuerzan estereotipos, se discrimina y se fomentan conductas hostiles que conducen a la normalización de la violencia mediática.
- Primar la rapidez y no la calidad de las noticias. Los medios publican las noticias con la prioridad de ser los más rápidos, pero no los más rigurosos. Esto da lugar a informaciones erróneas o no contrastadas, promoviendo una imagen difusa de la realidad y revictimizando implícitamente a la mujer que sufre la violencia de género mediática.
Ejemplos de violencia mediática
A continuación, se muestran ejemplos de violencia mediática en cuyas coberturas informativas no existe un equilibrio entre contar los hechos y proteger a la víctima de la violencia sufrida:
Titulares erróneos
En España era común utilizar titulares en los que se informaba de la muerte de una mujer a manos de su pareja de forma errónea, despersonalizando a la víctima y cubriendo el suceso como si se tratara de un accidente, cuando en realidad había sido un asesinato.
Ejemplo: “Una mujer muere tras ser apuñalada por su pareja”, donde lo correcto sería decir “Una mujer es asesinada por su pareja”.
Cosificación de la mujer
En determinados programas de televisión, en los que la presencia masculina es mayor, se hacen comentarios misóginos y sexistas con los que se cosifica a la mujer y se promueven conductas discriminatorias y, por ende, la violencia mediática.
Por ejemplo, un comentario en un programa culinario de un hombre a una mujer: “Tú que eres la que sabe, ¿cómo ves esas patatas?”.
Banalizar la violencia
En 1991, el dúo humorístico Martes y Trece parodió a través de un sketch una situación de violencia de género, presentándola como un tema ligero y de risa. Esta representación banalizó la violencia de género, perpetuando estereotipos y normalizando la violencia mediática, lo que refuerza conductas machistas en la sociedad.
En la actualidad, es clave el cuidado y el rigor informativo frente a la violencia de género mediática, la cual se identifica y se aborda mediante la aplicación de protocolos en los que el discurso mediático no es ni sexista, ni sensacionalista ni discriminatorio. Sin embargo, sigue siendo necesario trabajar para luchar y combatir este y otro tipo de violencias de género.