La institución educativa y el ilustre colegio de abogados de la capital peruana han sellado un acuerdo de colaboración para que los letrados puedan continuar con su aprendizaje y afrontar los futuros desafíos legales
“Este acuerdo permitirá encarar buena parte de los desafíos que tendremos en la próxima década”. Con estas palabras la decana del ilustre colegio de abogados de Lima, la Dra. Portocarrero, sellaba el convenio marco de colaboración que recientemente su institución ha firmado con UNIR. El acuerdo, que también rubricó el director académico de Relaciones Internacionales de UNIR, Manuel Herrera, permitirá que los letrados limeños puedan cursar y actualizar su formación.
Un aprendizaje sobre el que tuvieron oportunidad de ahondar gracias a la exposición que, con posterioridad, realizara el propio Herrera sobre la oferta formativa de UNIR y de forma previa a la conferencia “La corrupción desde la sociología”. En ella, y ante un público formado por abogados y funcionarios de la institución peruana, desgranó buena parte de los resultados de sus últimas investigaciones.
Su exposición se articuló sobre cinco ejes centrales como son las diversas miradas acerca de la realidad social, las ideas preconcebidas sobre la corrupción, el propio concepto de corrupción, sus rasgos centrales y las clases de corrupción existentes.
En concreto, aprovechó para abordar en profundidad un fenómeno que, en su opinión, ha estado siempre presente a lo largo de la historia. Si bien matizó que “en las sociedades digitales del tercer milenio, en buena medida por el papel que desempeñan las nuevas tecnologías, adquiere un mayor protagonismo”.
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También disertó sobre los nuevos escenarios que, con sus luces y sombras, se han abierto en materia educativa como consecuencia de la globalización. Para el académico de UNIR, “solo aquellos proyectos que tengan como telón de fondo la calidad, como resultado de la combinación de la eficiencia y la eficacia, al propio tiempo que la cooperación y solidaridad entre universidades, podrán encarar los retos de unos espacios en los que las nuevas tecnologías son eso, tecnologías, y no el fin que da sentido y significado a la vida universitaria”.
