El catedrático de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación aportará toda su experiencia en la investigación del desarrollo del talento. “Si no hay una investigación seria no puede haber una docencia de nivel”.
El catedrático de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación aportará toda su experiencia en la investigación del desarrollo del talento.
Lleva 36 años dedicado a la investigación pedagógica centrada en las altas capacidades y el desarrollo del talento. Javier Tourón, catedrático de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación y doctor en Ciencias de la Educación y Ciencias Biológicas se incorpora a UNIR como vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo.
Ha sido presidente del European Council for High Ability, principal asociación profesional europea dedicada a las altas capacidades y colabora con algunas revistas extranjeras como High Ability Studies, Education Today, Talent Development and Excellence, entre otras. Además es miembro de los Comités editoriales de revistas españolas como Revista Española de Pedagogía, Estudios sobre Educación, RELIEVE, Bordón, Educar XXI y Revista de Educación.
[min_video_modal url=”https://youtu.be/xpcrcEoiZpA”]Ver Vídeo Entrevista Javier Tourón, nuevo Vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo de UNIR aquí[/min_video_modal]
¿Cuáles son sus objetivos como nuevo vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo?
Me gustaría aportar toda la experiencia en la investigación pedagógica a la que me he dedicado en los últimos 36 años y avanzar en el desarrollo de una línea de investigación sobre las altas capacidades y el desarrollo del talento, que tiene mucho que ver con la tecnología y una cierta concepción del aprendizaje. Me interesa profundizar en el modelo educativo de UNIR, al que creo que se le pueden incorporar elementos que lo harán todavía más eficiente.
¿Qué hizo que decidiera cambiar el rumbo de su carrera académica y unirse al proyecto UNIR?
Me atrae que UNIR tenga un enfoque pedagógico tan eficaz, con gran presente y futuro, porque pone al estudiante en un primer plano y le hace protagonista de su aprendizaje, lo que supone una revolución para el modelo educativo reproductivo actual.
¿Qué espera de los docentes? ¿Cómo va a promover la investigación?
Para mi es muy relevante que los profesores de UNIR adquieran un sello único y genuino para que contribuyan de una manera eficaz a modificar un modelo de escuela –y de enseñanza y aprendizaje- que actualmente no da respuesta a las necesidades personales de los alumnos del siglo XXI.
Cara a la investigación, el hecho de que la universidad sea online no la hace diferente sino que le da todavía muchas más posibilidades porque facilita la relación con otros investigadores en un mundo cada vez más global.
Los profesores entienden que la universidad se basa en el conocimiento y en la ciencia y esto es el resultado del estudio y de la investigación. Una universidad que tuviera un gran florecimiento docente pero no llevase consigo una profundización muy seria y rigurosa de la investigación, sería como un gran árbol sin raíces. Por eso creo que los profesores universitarios que están aquí saben que su razón de ser es la investigación que tiene una consecuencia inmediata en una docencia de calidad. Si no hay una investigación seria no puede haber una docencia de nivel.
¿Qué opina del sistema educativo de nuestro país?
La escuela y la universidad tienden a estar centrada en la actividad del profesorado. Se concibe la universidad, o la escuela, como un lugar de enseñanza. Yo tengo una idea diferente que enlaza bien con el modelo pedagógico de UNIR y es que tanto la escuela como la universidad son lugares de aprendizaje y por eso el papel principal debe tenerlo el alumno. Pero como las capacidades de las personas son distintas hay que ofrecer tratamientos educativos diferentes.
¿Y cómo puede un profesor diversificar un discurso dirigido a más de un alumno?
Precisamente la tecnología nos permite adaptar el discurso a quien lo recibe porque nos permite hacer itinerarios de aprendizaje que pueden ser diversificados en función de su capacidad y de su velocidad de aprendizaje. No se puede pretender enseñar a todos los mismo y en el mismo tiempo. Después del siglo XIX, la educación se masificó y el criterio más operativo pero menos pedagógico que se encontró fue el de agrupar a la gente por edad. Entonces se está asumiendo implícitamente que hay un profesor que está en frente de un grupo de alumnos que por tener la misma edad tienen las mismas necesidades educativas. Esto no es así. La tecnología nos permite que el alumno sea el protagonista del aprendizaje. El profesor se convierte en guía en el camino que tiene que recorrer el alumno.
¿Cree, por tanto, que hay una buena combinación entre la tecnología y una educación más personalizada?
En un modelo tan personalizado como el de UNIR, si somos capaces de incorporar cabalmente nuevos desarrollos de la tecnología que hagan los itinerarios de aprendizaje mas exigentes estaremos adaptándonos mejor a las necesidades de los alumnos y potenciando el óptimo desarrollo de cada una de las personas. El talento es una cuestión de oportunidades, capacidades y trabajo personal.
¿Cómo convertir la escuela en un espacio de aprendizaje?
Tenemos que llevar al alumno al centro de la escena. Por eso el profesor debe estar más preparado porque es más difícil ser guía orientador o mentor que simplemente recitar una clase que trae preparada de casa. En estos entornos, donde podemos implantar nuevas herramientas tecnológicas, los alumnos estarán más preparados para desarrollar sus capacidades. Ya no se trata solo de saber cosas sino de saber qué hacer con lo que sabes o qué necesitas saber para resolver un determinado problema. Esto no es una mera moda pedagógica porque tenemos una tecnología que va a hacer posible lo que aparentemente era imposible o que hasta ahora parecía imposible. Pero es muy importante infiltrar estas tecnologías en modelos pedagógicos y huir de convertir la enseñanza online en una clase presencial telemática. Hay que introducir actividades de interacción, manejar twitter en las clases con intereses educativos, etc. No podemos enseñar contenidos del siglo XIX, con profesores del siglo XX a aprendices del siglo XXI.
