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La autopsia psicológica es una herramienta forense que puede ser útil para establecer las posibles causas de un suicido.
El término autopsia es muy habitual entre la población y consiste en el examen médico exhaustivo que se realiza a un cadáver, con el objetivo de determinar las razones de la muerte de una persona. Sin embargo, en las últimas décadas, ha ido cobrando protagonismo una variante aún no tan conocida, la autopsia psicológica.
El concepto autopsia psicológica comenzó a utilizarse en Estados Unidos en los años 50. Se trata de una técnica que busca despejar posibles interrogantes psicológicos asociados con la muerte de una persona. Su uso más destacado es en caso de suicidio, cuando, mediante la autopsia psicológica, los psicólogos forenses pueden evaluar el estado mental y elaborar un perfil de la persona fallecida antes de su muerte.
Se trata de una técnica muy relevante dentro del campo de la psicología forense, que involucra a diferentes profesionales, como médicos, criminólogos y psicólogos. Conlleva la reconstrucción de forma retrospectiva e indirecta de la personalidad del fallecido y ofrece un análisis detallado.
La autopsia psicológica tiene dos utilidades principales: como instrumento epidemiológico y como herramienta de investigación. En la primera situación, ayuda a encontrar patrones comunes que puedan identificarse como factores de riesgo en las muertes por suicidio. En el segundo caso, la información que facilita puede ser un buen complemento en el curso de una investigación, hasta el punto de tenerse en cuenta en una evaluación forense o en un proceso judicial.
¿Cómo se realiza una autopsia psicológica?
No existe un único protocolo estandarizado a la hora de realizar una autopsia psicológica. No obstante, el protocolo más conocido es el modelo de autopsia psicológica integrada (MAPI). Se compone de una entrevista estructurada que evalúa hasta 60 dimensiones y cuatro áreas de la vida de la persona fallecida:
- Mental: el análisis se centra en aspectos como la memoria, la atención, la inteligencia o las habilidades y capacidades cognitivas.
- Afectivo: el objetivo es encontrar la existencia de trastornos afectivos y analizar la presencia de cambios en el estado de ánimo. Dar con información sobre posibles ideaciones suicidas o episodios depresivos es de gran ayuda para esclarecer las razones de un suicidio.
- Psicosocial: la evaluación se extiende al entorno de la víctima y a su recorrido vital. Cómo fue su infancia o encontrar los episodios centrales de su vida son algunos de los elementos de este análisis.
- Interpersonal: está focalizado en el tipo de relaciones que mantenía la víctima con familiares y amigos.
En relación con el terreno interpersonal, cabe destacar que, en la autopsia psicológica, es habitual que se realicen entrevistas con personas cercanas. Dada la imposibilidad de hablar con la víctima o analizar directamente los factores psicológicos, estas entrevistas resultan una fuente para obtener información.
Más allá de sus cuatro áreas de evaluación, el MAPI se desarrolla en tres fases: el trabajo en el lugar de los hechos, la realización de entrevistas estructuradas con personas cercanas a la víctima y la discusión entre diferentes profesionales. El proceso culmina con la elaboración de un informe pericial.
Limitaciones y fiabilidad de la autopsia psicológica
Son muchas las dudas que existen en torno a la autopsia psicológica. Es evidente que realizar un análisis con carácter retrospectivo e indirecto es una limitación. Además, se buscan posibles razones de tipo emocional y los pensamientos o cogniciones que pudieron llevar a un suicido. Por tanto, es un terreno donde resulta muy complicado seguir los criterios científicos de validez y fiabilidad.
Otra limitación notable es la imposibilidad de replicar resultados en condiciones idénticas. Dos profesionales que evalúen el mismo caso pueden llegar a conclusiones muy diferentes.
No obstante, pese a sus limitaciones, la autopsia psicológica puede jugar un papel muy destacado a la hora de resolver determinadas investigaciones o facilitar información relevante en procesos judiciales. Además, su función epidemiológica permite recabar datos y claves que sirvan en futuros estudios. Ahora bien, hay margen para que el estudio científico y la investigación desarrollen de forma más rigurosa esta herramienta.
En definitiva, la autopsia psicológica puede ser de gran ayuda para los psicólogos forenses en situaciones como el suicidio. A través de una investigación retrospectiva, esta herramienta proporciona al profesional información que puede aclarar las circunstancias de una muerte o las razones que llevaron a alguien a tomar la decisión de quitarse la vida.
