Nicole Tauster
Tras casi un año entero de lucha contra la pandemia, en España se han comenzado a administrar las primeras vacunas contra la COVID-19. Analizamos cuáles son, cómo funcionan y cuál es la estrategia de vacunación del Gobierno.
En vista de que medidas como el confinamiento y la limitación de otras libertades no han demostrado su eficacia a la hora de controlar la propagación del virus, una vacuna contra la COVID-19 es la esperanza de muchos para reducir el contagio y la mortalidad del coronavirus.
Por este motivo, se han desarrollado diferentes vacunas, aunque solo tres han sido aprobadas por organismos oficiales y están siendo administradas en la actualidad: la de Pfizer/BioNTech, la de Moderna y la de AstraZeneca/Oxford.
Todas ellas funcionan de una manera bastante parecida. Requieren dos dosis inyectadas con 3 a 4 semanas de diferencia y contienen “mensajes” genéticos con las instrucciones para crear las proteínas de la espícula del virus dentro de nuestras células. Su objetivo: provocar una respuesta inmune, que cree anticuerpos y destruya la infección. Aunque tienen pequeñas diferencias como el coste y la temperatura de conservación, todas ellas comparten entre el 90% y el 95% de efectividad.
Estrategias de vacunación
Para frenar el SARS-CoV-2, muchos países ya han empezado a vacunar a sus ciudadanos, priorizando a las personas con alto riesgo de mortalidad. En EEUU se están administrando las vacunas de Pfizer y Moderna, mientras que en la Unión Europea se emplea principalmente la de Pfizer y en Reino Unido la de Oxford.
En España, el primer colectivo en recibir la esperada vacuna ha sido el de las personas de tercera edad que viven en residencias, así como el personal sanitario que trabaja con ellas. A continuación, los siguientes grupos serán (2) personal sanitario en primera línea en la lucha contra la COVID-19, (3) otro personal sanitario y sociosanitario, y (4) personas consideradas como grandes dependientes que vivan en su domicilio, juntos con sus cuidadores.
Las dosis están repartidas entre las comunidades autónomas según su población, pero cada comunidad tiene su propia estrategia de vacunación, lo que está provocando resultados desiguales en la vacunación de los españoles. Los candidatos reciben una primera dosis de la vacuna de Pfizer y la segunda 3 semanas después. España está guardando las vacunas para administrar ambas dosis a cada receptor, en vez de utilizar la primera dosis para llegar a más personas, como está haciendo en Reino Unido.
La respuesta sanitaria española
En España, existe un protocolo estricto para la logística, distribución y administración de las vacunas. Debido a las condiciones extraordinarias de frío, se requiere mucha organización para su transporte y almacenamiento, así como para la planificación de citas de cara a la correcta inyección de estas vacunas multidosis.
En general, cada comunidad autónoma dispone de un equipo de cientos de profesionales de enfermería divididos en varios puntos de vacunación, como centros de salud y hospitales. Otros de estos puntos son móviles, con el objetivo de llegar a las residencias de mayores y administrar las vacunas a los residentes y trabajadores directamente allí.
Si ya trabajas en enfermería y quieres formarte en gestión sanitaria para acceder a puestos de dirección y liderar equipos, como los que luchan contra la COVID-19, el Máster Universitario en Dirección y Gestión de Unidades de Enfermería es una manera de incrementar tu nivel y calidad asistencial. Desarrollado por expertos en activo del sector, este programa de postgrado te permitirá llegar más lejos en tu carrera profesional y tener impacto en la organización de los sistemas de salud.
Desarrollo rápido de la vacuna
A pesar de que en varios países ya ha comenzado el proceso de vacunación contra el SARS-CoV-2 , el tema clave para muchos sigue siendo la cuestión de cómo se desarrolló tan rápidamente, lo que ha generado dudas sobre su seguridad y/o eficacia.
Realmente, la vacuna frente a la COVID-19 ha seguido el mismo procedimiento de las demás vacunas, aunque su desarrollo se ha acelerado por varios motivos que detallamos a continuación.
En primer lugar, la situación de emergencia a nivel mundial ha propiciado una colaboración global para que la solución para combatir el SARS-CoV-2 avanzara más rápidamente. Los científicos y médicos de varios países han compartido sus descubrimientos entre ellos, la vacuna ha tenido apoyo político y una amplia financiación y, por supuesto, tanto los avances investigadores como los tecnológicos han contribuido a la rapidez en llegar al producto final.
Otro factor ha sido el acortamiento de los plazos de ensayos clínicos. Normalmente el desarrollo de las vacunas sigue una serie de protocolos pero, en este caso, se han dado varios pasos simultáneos para que todo estuviera listo para su distribución en cuanto la vacuna fuera aprobada por los organismos correspondientes.
Además, la evaluación científica empezó inmediatamente, cuando normalmente comienza una vez finalizado su desarrollo. Como las empresas que estaban desarrollando dichas vacunas comunicaban los resultados en tiempo real en cada etapa del proceso, organismos oficiales, como la Agencia Europea de Medicamentos, pudieron empezar a evaluarla antes. Esto contribuyó al ahorro de tiempos en la fase final de aprobación.
Gracias a esta mezcla de avances científicos y colaboración, junto con el gran esfuerzo de todos los investigadores que han desarrollado la vacuna, y de los médicos y enfermeros que están suministrándola, quizás el fin de la pandemia esté cada vez más cerca.
