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La estimulación cognitiva en el alzhéimer potencia las habilidades preservadas y ralentiza el deterioro, mejorando así la autoestima, la autonomía y la calidad de vida de la persona.
La estimulación cognitiva en el alzhéimer es una técnica que pretende mejorar el rendimiento y la eficacia de las diferentes capacidades y funciones cognitivas. Se actúa sobre aquellas capacidades cognitivas que se encuentran preservadas, por medio de actividades y programas de entrenamiento cognitivo, para disminuir la dependencia del adulto mayor.
La estimulación cognitiva en la enfermedad de Alzheimer consiste en diferentes sesiones estructuradas, en las que se aplican diferentes técnicas orientadas a trabajar las capacidades cognitivas, como juegos o ejercicios de entrenamiento cerebral.
La estimulación cognitiva tiene una base neurobiológica que sirve como herramienta para mejorar y rehabilitar las diferentes capacidades cognitivas, como la plasticidad cerebral o neuroplasticidad y la reserva cognitiva.
- La neuroplasticidad permite al cerebro realizar un proceso de regeneración funcional y anatómica después de una lesión, mediante el establecimiento de nuevas conexiones sinápticas. En ese sentido, la estimulación cognitiva aumenta el número y la consolidación de estas conexiones.
- La reserva cognitiva es la capacidad del cerebro de tolerar lesiones sin que aparezcan síntomas cognitivo-conductuales.
Aunque la estimulación cognitiva se centra en diferentes áreas y cada ejercicio tiene sus fines específicos, los objetivos generales de la estimulación cognitiva en la enfermedad de Alzheimer son:
- Mejorar la calidad de vida, potenciando la autonomía y mejorando la autoestima.
- Estimular las capacidades cognitivas mentales superiores, como la memoria, la atención, las funciones ejecutivas, las praxias etc. para así conservarlas el máximo tiempo posible.
- Orientar hacia la realidad, estimulando su propia identidad, evitando que se desconecte del mundo que le rodea y facilitando su interacción con el entorno.
- Disminuir la ansiedad y la confusión.
Funciones cognitivas que se trabajan
El neuropsicólogo —formado con un Máster en Neuropsicología— es el profesional que lleva a cabo la estimulación cognitiva. Él es el responsable de estimular las principales funciones que se encuentren alteradas y potenciar las preservadas. Anteriormente, habrá evaluado cuáles son estas funciones mediante una evaluación neuropsicológica.
Cada paciente de alzhéimer es diferente y los síntomas varían en cada caso, pero existen ciertos síntomas y signos en común que son los que se estimulan en la intervención neuropsicológica:
- Alteración de la memoria: se ve alterada la capacidad de aprender nueva información a medida que la enfermedad avanza. Esta alteración se va incrementando.
- Desorientación: dificultad de orientarse en cuanto al espacio y tiempo.
- Problemas atencionales y en el tiempo de reacción: afectan a los diferentes tipos de atención y a la velocidad de procesamiento.
- Afasia: empobrecimiento del lenguaje, dificultades tanto en la expresión como en la comprensión.
- Agnosia y apraxia: dificultades en el reconocimiento perceptivo y en la capacidad de realizar movimientos coordinados.
- Alteración de las funciones ejecutivas: visoespaciales y visoconstructivas.
Beneficios de la estimulación cognitiva en el alzhéimer
Uno de los beneficios principales de la estimulación cognitiva es la neurogénesis, es decir, el nacimiento y la proliferación de nuevas neuronas. Asimismo, se incrementa la reserva cognitiva, ya que, mediante entrenamientos específicos, se mejoran o restauran capacidades cognitivas y se ralentiza el deterioro cognitivo.
Otro beneficio es la modificación de la estructura y el funcionamiento del cerebro por medio de la estimulación, la práctica y las repeticiones adecuadas, lo cual induce a la plasticidad cerebral y aumenta el número de conexiones entre las neuronas.
Otros beneficios de la estimulación cognitiva en el alzhéimer son:
- Aumento de la calidad de vida y autonomía del paciente, y mejor interacción con el entorno, evitando así su aislamiento.
- Mantenimiento de las capacidades mentales y ralentización del deterioro.
- Situación afectiva más positiva y menos problemas conductuales, con menos episodios de agitación, irritabilidad y mejor relación con los demás.
- Disminución de la ansiedad, el estrés y la confusión.
En conclusión, la estimulación cognitiva en la enfermedad de Alzheimer está cobrando una importancia significativa y cada vez está más presente, con el creciente interés por el cuidado de la salud mental. Marcando unos objetivos específicos de la estimulación cognitiva, se podrá potenciar la autonomía y autoestima del paciente, y mejorar así la interacción con el entorno y disminuir la ansiedad. Por lo tanto, la estimulación cognitiva tiene beneficios tanto para la persona como para su entorno y la sociedad.
