La leucemia linfoblástica aguda es uno de los principales tipos de leucemia en niños. Afortunadamente, su diagnóstico y tratamiento han ido mejorando gracias a las nuevas líneas terapéuticas.
La leucemia en niños es el cáncer más frecuente en la edad pediátrica. Surge cuando, principalmente, los glóbulos blancos de la sangre se transforman en células cancerosas o malignas. Existen diferentes tipos de leucemia infantil, que se basan principalmente en si la leucemia es aguda (de crecimiento rápido) o crónica (de crecimiento más lento); o bien en si la leucemia comienza en células mieloides o células linfoides.
La leucemia es un tipo de cáncer que afecta a las células de la médula ósea, el núcleo de los huesos largos del cuerpo donde se generan las células sanguíneas y, más concretamente, los glóbulos blancos o leucocitos (encargados de combatir infecciones), los glóbulos rojos (transportan oxígeno al cuerpo) y las plaquetas (ayudan a que el cuerpo deje de sangrar cuando se lesiona).
Principales tipos de leucemia infantil
Entre los tipos de leucemias infantiles se encuentran las siguientes:
- Leucemia linfoide o linfoblástica aguda (LLA): forma más frecuente de presentación del cáncer pediátrico. Conlleva el crecimiento anormal de un tipo de glóbulos blancos inmaduros llamados linfoblastos. Según datos de la Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria (SEPEAP), constituye el 25% de los tumores y el 75-80% de las leucemias en edad pediátrica.
- Leucemia mieloide o mieloblástica aguda (LMA): crecimiento anormal de otro tipo de glóbulos blancos llamados mieloblastos y monoblastos. No es tan frecuente como la LLA, tan solo el 15-25% de los casos de leucemia infantil, pero sí es la responsable del 20-30% de las muertes por esta neoplasia pediátrica, añade la citada sociedad científica.
- Otros tipos de leucemias más infrecuentes son la leucemia mieloide crónica (LMC) y leucemia mielomonocítica juvenil (LMMJ).
La leucemia linfoblástica aguda (LLA), la más frecuente en niños
La leucemia linfoblástica es la leucemia infantil más frecuente. Esta neoplasia comprende el 80% de todas las leucemias agudas en este grupo de edad. Se desconoce su etiología, si bien se han descrito factores predisponentes genéticos, así como ambientales y virales. El pico de incidencia máximo se establece entre los dos y los cinco años. Predomina ligeramente en varones, sobre todo en edad puberal.
Sobre sus manifestaciones clínicas, desde la SEPAP subrayan que suelen ser consecuencia de la ocupación de la médula ósea por las células leucémicas, siendo los síntomas iniciales al diagnóstico la anemia, la trombopenia, la leucopenia, la neutropenia (fiebre) o los dolores óseos, entre otros.
Su diagnóstico se realiza a través del aspirado de médula ósea y su pronóstico ha mejorado “espectacularmente” en estas últimas décadas, según destaca esta sociedad científica, gracias a los nuevos fármacos y al tratamiento adaptado al riesgo de los pacientes. “En la actualidad, la tasa de curación global de las LLA se aproxima al 90% de los pacientes en los países desarrollados”, según celebra.
Tratamientos adaptados al riesgo del paciente
El tratamiento de los pacientes con LLA está adaptado al riesgo del paciente, así como al diagnóstico. Comprende generalmente tres fases, en cerca de dos años de procedimiento:
- Inducción (quimioterapia).
- Consolidación (quimioterapia para erradicar células leucémicas residuales).
- Mantenimiento durante al menos un par de años para evitar las recaídas (habitualmente con la administración de mercaptopurina a diario y de metotrexato semanal, entre otros).
Las nuevas líneas en los tratamientos implican la aplicación de la inmunoterapia CAR-T 19 en aquellos casos en los que los pacientes han sido sometidos a tratamientos convencionales sin éxito y generalmente con una o más recaídas.
¿Por qué se produce la leucemia?
Según explica la American Cancer Society, a medida que las células leucémicas se acumulan en la médula pueden sobrepasar en número a las células sanguíneas normales y, como resultado, un niño puede que no tenga suficientes glóbulos rojos, glóbulos blancos, ni plaquetas normales. “Las células leucémicas también podrían invadir otras áreas del cuerpo, lo cual también puede causar síntomas”, subraya. No obstante, a día de hoy se desconoce su etiología.
Entre otras características de esta enfermedad, la Academia Americana de Pediatría añade que en los niños con leucemia son frecuentes las infecciones, dado que la médula ósea produce muchos glóbulos blancos anormales e inmaduros que no son capaces de combatir las infecciones: “Con el tiempo, estas células de leucemia desplazan a los glóbulos blancos sanos, permitiendo que virus, bacterias y otros microorganismos infecten el cuerpo y enfermen a la persona. Las células de leucemia también desplazan a los glóbulos rojos y a las plaquetas, haciendo que el cuerpo tenga dificultad para recibir oxígeno y detener el sangrado después de una lesión”.
A su vez, se trata de una enfermedad sistémica, dado que las células de la leucemia abandonan la médula ósea e ingresan en el torrente sanguíneo, que circula por todo el cuerpo. Es frecuente, por tanto, que la leucemia se disemine a los vasos sanguíneos de los riñones, de los ovarios, del cerebro, de la médula espinal, de los testículos, así como sobre otros órganos.
Uno de los temas que más preocupan en la actualidad sobre la leucemia en niños es la calidad de vida de los supervivientes a largo plazo, así como la toxicidad de los tratamientos. Para ello, la formación en Hematología y Oncología Pediátrica es, sin duda, fundamental.
